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CENTENARIO DE LAS TERCIARIAS CAPUCHINAS 323 3. Cartas Con ancha vertiente a cada siglo (1877-1934), el epistolario de Amigó es un mundo en pequeño. Por sus destinatarios, pudiera dividirse en dos grandes bloques: el de las cartas dirigidas a capuchinos, en máximo número al ministro general, que casi monopolizan el período 1877-1901, y el de las expedidas a sus fundaciones o a miembros de las mismas, en claro predominio sobre cualquier otro destinatario desde principios de siglo hasta la muerte; esparcidas entre ellas hay también algunas a familiares, sacerdotes, altos cargos de la jerarquía eclesiástica y amistades, sobresaliendo el lote de las escritas al entonces Presidente del Consejo de Ministros de España D. Antonio Maura, invitado un día a apadrinarlo en la consagración episcopal y que luego enviaría a Solsona a uno de sus hijos para que el obispo lo controlara y enderezara 6 • Aunque prevalezca en la inmensa mayoría de sus misivas una óptica espiritual, es justo singularizar la del 3 de mayo de 1926 a las terciarias y terciarios capuchinos, considerada razonablemente como su testamento. Fruto de una experiencia humana, religiosa y sacerdotal larga y depurada, esta epístola traza de mano maestra la mística de ambas congregaciones en el plano teórico y en el operativo. A éste se refiere, cuando escribe de la difícil tarea reeducadora en que les ha embarcado: « Y si acontece que, dando oídos los jóvenes al espíritu infernal, se apartan del redil del Buen Pastor, también vosotros, mis amados hijos e hijas, a quienes El ha constituido zagales de su rebaño, sois los que habéis de ir en pos de la oveja descarriada hasta devolverla al aprisco del Buen Pastor. Y no temáis perecer en los despeñaderos y precipicios en que muchas veces os habréis de poner para salvar la oveja perdida; ni os arredren los zarzales y emboscadas con que tratará de envolveros el enemigo, pues podéis estar seguros de que, si lográis salvar un alma, con ello predestináis la vuestra » '(§ 1832). Testigo de la situación descatolizadora que pretendía asentarse sobre España bajo la II República, lo refleja en alguna de estas cartas. En la que dirige a sus hijas religiosas en Colombia el 14 de junio de 1933, con gran clarividencia del futuro y como si replicara al célebre dicho atribuido a D. Manuel Azaña, a la sazón jefe del Gobierno ( « España ha dejado de ser católica»), les aseguraba: « Ciertamente no lo ha de conseguir, pues, cuanto más perseguidos, más se enfervorizan los católicos, y no dudo que hay pasta de mártires, si a tanto llegase la persecución » (§ 1927) 7 • Los editores toman pie del epistolario para plantearse la que llaman • Se trata de Honorio Maura (1886-1936), menos vocado a la abogacía e ingeniería, como hubiera deseado su padre, que a la literatura (comedias Corazón de mujer y Eva indecisa, entre otras piezas de teatro ligero y alegre). Moriría asesinado en 1936. (Cf. o.e., p. 78 nota· 116 y §§ 181, 1750s, 1755, 1757). 7 En ella sería martirizado su sucesor en Segorbe, Miguel Serra Sucarrats, el 9.8.1936 (cf. Antonio Montero Moreno, Historia de la persecución religiosa en España 1936-1939, Madrid 1956, 386-390).
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