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CENTENARIO DE LAS TERCIARIAS CAPUCHINAS 335 arquitectura de la obra, de corte existencial, a algunos de los cuales aludíamos en La historia vivida. IV. OBSERVACIONES El P. Luis Amigó, hombre en una pieza creativo y conservador, fundó en Valencia la Asociación de Nuestra Se11ora de los buenos libros, entre cuyos fines se enumeraba el de « facilitar su crítica» 19• En los tres que hemos examinado, hubiera t;nido él, probablemente, muy poco que criticar. Modestia aparte, y la suya era profunda y sincera, hubiera sentido satisfacción al leerlos, como nos ha ocurrido a nosotros. Sin embargo, a fuer de protagonista, es posible también que tuviera bastante más que decir que un recensor que, a fin de cuentas, ve los toros desde la barrera. . ¿ Qué hubiera opinado, por ejemplo, sobre la interpretación de su espiri– tualidad ? Las mejores interpretaciones descansan siempre sobre un firme movedizo. Y ¿ qué personaje relevante del pasado no se sorprendería, poco o mucho, ante las emitidas sobre él y su obra por la historiografía ? Como sugería un gran contemporáneo de Amigó, es más difícil leer en los ojos de la esfinge que contarle las cerdas de la cola 20 • La !misión del in– térprete debe centrarse en la primera de esas dos actitudes; la de críticos y censores puede satisfacerse con la segunda. l. Las « Obras completas». Juzgamos un grande acierto su inclusión en la editorial española más prestigiosa del pensamiento católico. Es una garantía de su difusión y de su contenido, pues, aunque la BAC haya acogido por « pan de nuestra cultura cristiana», después de su primera época de neta selección, un cierto número de autores y temas menos imprescindibles, sigue fiel a su ideal originario de ofrecer « el principal acervo de la sabiduría » perenne de esa cultura. Amigó es, además, el primer escritor capuchino objeto de esa atención en esta biblioteca– editorial 2 1. En cuanto a la edición en sí misma ¿ merece los títulos de « crítica » y« completa»? Hablando estrictamente; o extremando el rigor de la crítica, lo dudamos. Pues mal puede otorgarse la primera de esas prerrogativas a una edición en la que, por ejemplo, se ofrecen documentos en su traducción en vez de en su original existente, como ocurre con las cartas 1, 5, 19, 26, 28, 32, 74, 83 y 108, según se nos dice (o.e., p. 416). Respecto de la segunda, tampoco su completez puede decirse exhaustiva, ya que se pre– viene repetidamente que de algunos escritos se presenta sólo una se- 19 Cf. a.c., p. XXXIV y J. A. Vives, Testigos, p. 16: sus afiliados « todos los viernes practican en comunidad el ejercicio del Via Crucis, dirigido por el sacerdote consiliario, en reparación de la mala prensa. Otros fines consisten en facilitar la crítica de libros, revistas, publicaciones... •· 20 Miguel de Unamuno, La agonia del Cristianismo, IX, en Ensayos, I, Madrid 1958, 1013. Estigmatizaba, con su frase, a los que consideraba historiadores-arqueólogos. 21 Los escritos de la beata María Angela Astorch, recién publicados, sólo tienen una vinculación técnica con la Biblioteca de Autores Cristianos (cf. p. 384s de este fascículo de CF). Nuestro juicio no atañe a estudiosos contemporáneos acogidos por la BAC.

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