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328 GERMÁN ZAMORA españoles « al Maestro universal a recibir sus lecciones » y ofrecerse a colaborar con él para « restaurar todas las cosas en Cristo » (Roma, 26.12.1913; § 2448 y 203): peregrinación que debió revivir en el humilde prela– do lugareño las emociones de su anterior viaje a la Ciudad Eterna con motivo de la canonización de san José Oriol (1909), del que volvió embelesado ante el espectáculo de « aquellos lugares que visitamos, de sacratísimos y elocuentísimos recuerdos, donde la historia, el arte, y una inspiración soberana influyen en el espíritu, saturándolo cual con perfu– mes de cielo y aromas de inmortalidad», como diría, con rapto de lirismo en él muy raro, al contárselo a sus diocesanos en el saludo de regreso (§ 2129). El más extenso y diferenciado de esos escritos dispersos es el segundo testamento 13 , datado en Valencia el 23.4.1925 y en el que, tras invocar, como al comienzo de la Autobiografía, a la Trinidad, a la Virgen de los Dolores, a san José y san Francisco, y a los ángeles y santos de su devoción, y de cumplimentar varias formalidades del caso, elige por lugar de sepultura « la iglesia que construyó a este efecto en el asilo de niñas huérfanas de Masamagrell, su pueblo natal, a la que trasladó también los restos de sus padres»; por epitafio se reserva el socorrido de Homo humus, fama fumus, finis cinis; para mortaja pide los ornamentos epis– copales, conforme al ceremonial, pero vestidos sobre el hábito capuchino; renuncia a toda oración fúnebre y pide que « se gaste lo menos posible » en el embalsamamiento de su cadáver (§ 2452) 14• Si, acabado este análisis sucinto de la obra literaria completa de Luis Amigó y Ferrer, nos preguntamos cuál es su hilo conductor, o la columna en torno a la que se vertebra, la respuesta parece clara: la espiritualidad. Los editores lo han puesto de relieve en la introducción a cada escrito. Pero, además, uno de ellos ha brindado, en la misma efemérides cente– naria, su tratamiento sistemático. II. LA ESPIRITUALIDAD DE L. .AMIGÓ Y LA DE SUS TERCIARIOS Las dos partes, en que J. A. Vives ha dividido este estudio, tienen una estructura bastante simétrica, como manifiesta la comparación de sus 13 Entre el primero, otorgado el 20.6.1916, y el segundo y definitivo, había mediado la muerte de su hermano Julio. 14 ¿ Tuvo Amigó cierta obsesión por la sepultura, si no por la muerte ? En varios pasajes de sus escritos vuelve sobre el tema: en la Autobiografia refiere que construyó, en la iglesia citada de Masamagrell, « una cripta para enterramiento de mis padres y abuelos» (o.e., § 225) y « un panteón, en el que deseo descansen mis restos mortales» (o.e., § 227); entre sus cartas hay dos, de septiembre de 1933, a un carpintero, dándole las medidas del ataud, en cuyo fondo quiere ·colocar una lámina de corcho de un centímetro de espesor (o.e., § 1929); recibidas las muestras de esa lámina, la encuentra « en todo de mi agrado, pues por lo porosa, por su poco peso, y hasta por el color, reúne las mejores condiciones para el objeto que se deseaba» (o.e., § 1932). El porqué del panteón es idéntico en los Apuntes y en el testamento: « para que las Religiosas y las Asiladas me tengan más presente en sus oraciones ». Según esa aclaración, su preocupación sería, más bien, de índole escatológica,

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