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SERAFIN DE MONTEGRANARO 57 Quince días después las manos estaban sanas, blancas y bien formadas como las de un gentilhombre. «Bellas», ciertamente, co– mo fray Serafín había repetido varias veces . En uno de sus numerosos viajes apostólicos, san Lorenzo de Brindis cayó por Génova en el convento de la Concepción. Después de cenar se entretuvo familiarmente con los religiosos, interesándose paternalmente por cada uno. Tuvo para todos pala– bras de exhortación y de ánimo; mas cuando le presentaron al pa– dre Luis de Arcevia, de las Marcas, Lorenzo se alegró como si hu– biera encontrado un verdadero hermano y recabó con premura noti– cias de fray Serafín de Montegranaro: - ¿Hace más milagros? -preguntó. - ¡Oh sí, y muchos! ¡Un fraile que hace milagros! No es cosa de todos los días, y hasta los más austeros religiosos del convento cedieron a un im– pulso de imprevista curiosidad pidiendo noticias. El padre Lorenzo contó. - Durante mi generalato visité la provincia de las Marcas y caí en Ascoli, donde encontré entre otros, a un hermanito pequeño y encorvado, amablemente alegre y devoto. Una tarde me lo veo venir a la celda a pedirme que, teniendo que enviar misioneros a tierras de infieles, tuviera presente su nombre, porque, bien que vie– jo, iría muy a gusto también él. No lo conocía y no le presté mucha atención; no obstante le prometí que recordaría, sin duda, su nombre. Dejada Ascoli, llegué a Offida, donde fui huésped de un bien– hechor, un tal caballero Rodomonte. Entre los que vinieron a visi– tarme, llegó una humilde mujer que llevaba consigo un niño. «Pa– dre General», me dice presentándomelo, «a éste me lo ha resucitado fray Serafín de Montegranaro». «¿Resucitado? -pregunto estupefacto-. ¿Y quién es fray Se– rafín?», interrogué a los religiosos que me acompañaban. «Aquel ancianito que habéis visto en Ascoli -fue la respuesta. Entonces les reprendí: ¿cómo? ¿tenéis frailes que resucitan muertos, viene el padre General y no le decís nada? Más tarde, en el capítulo provincial tenido en Corinaldo, supe de su muerte y del duelo de . toda la ciudad de Ascoli. Agurémonos verlo pronto en los alta-
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