BCCCAP00000000000000000001625
FLORIDA CEVOLI 423 pos1c10nes hechas con ocasión de los solaces familiares de la comunidad. Los testimonios la describen como muy afable y suave en el trato, más por virtud que por temperamento, ya que «era de natu– ral enérgico y fuerte, y hasta difícil, por lo cual tenía' que dominar– se mucho, logrando, con la ayuda de Dios, domar su carácter». Entre las virtudes evangélicas de sor Florida la que más ponde– ran quienes la conocieron es su humildad, que se manifestaba en cada palabra, en cada acción suya, no menos que en su afán de verse humillada. Pero era una humildad sin afectación. Enemiga de comportamientos convencionales, trataba de habituar a las religiosas a la sinceridad en el obrar y a la rectitud en el juzgar. Por causa de su debilidad de estómago, como hemos visto, no podía observar el ayuno de regla como las demás y debía tomar alimento fuera de hora. Pues bien, en vez de esconderse, para evitar de hacerlo en público, se dejaba ver delante de todas con trozos de pan o una fruta en la mano, comiendo con desenvoltura; y, cuando algu– na de las antiguas le decía que hiciera por no dejarse ver de las jóvenes, que podrían desedificarse, respondía: -Lo sabe Dios, y me gusta que, si El lo sabe, lo sepan tam– bién las criaturas, que yo no ayuno. Lo mismo que en el caso de santa Verónica, también en el de nuestra Venerable tuvieron una parte importante los confesores, con los cuales se conducía con fe y obediencia total. Pero no hay indicios de que ellos hayan ejercido un influjo determinante en su espiritualidad. En sus cartas sor Florida usa un encabezamiento que resume la esencia de su espiritualidad: Iesus Amor Fíat Voluntas tua (Jesús, Amor, hágase tu voluntad). Son los dos polos en torno a los cuales se movía su vida toda: Jesús, el Esposo divino, blanco de su amor, y la voluntad de Dios, esa «maestra de toda virtud», como la deno– minaba santa Verónica. Su contemplación habitual era de la Pasión de Cristo. Cada viernes era para ella el día de sensibles experiencias íntimas. Declara una de las hermanas: «La compasión de los dolores de la Pasión se manifestaba en suspiros del corazón y en lágrimas de los ojos, si bien por su natural no era fácil al llanto».
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz