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FLORIDA CEVOLI 411 y pasaba parte del tiempo encerrado en su estudio, donde nadie tenía entrada excepto Lucrezia, once años más joven que él. Vino a ser su confidente y también su maestro de dibujo, habilidad que le sería muy útil después en la vida claustral. Este pintor-ermitaño, que moriría en fama de santidad, ejerció sin duda un influjo en la orientación ascética de la hermanita. Lucrezia aprendió las primeras letras y se había iniciado en las labores femeninas en la casa paterna; pero su rango familiar exigía una formación intelectual y social en un internado según el uso de la época. A los trece años entró como educanda en el «noble mo– nasterio» de clarisas de San Martín, donde ya la habían precedido dos hermanas suyas. Bajo la guía de las religiosas adquirió una es– merada formación literaria, con un dominio notable de la lengua latina e italiana, sin excluir la poesía; se perfeccionó en el bordado y demás aptitudes femeninas. Al propio tiempo llamó la atención de sus educadoras por su profunda piedad, su espíritu de mortificación y su afán de retiro, como también por su porte absorto y grave, que le mereció el so– brenombre de la abadesita; y no precisamente a motivo de sus mo– dales afectados: todo lo contrario, mostraba fuerte repugnancia a dejarse servir por las religiosas conversas, como ya lo había hecho en su casa con la servidumbre. La educación recibida no modificó en ella aquella su actitud esquiva hacia cualquier lisonja o halago por parte de nadie, aun a riesgo de pasar por descortés, siendo como era de trato fino y afable. El llamamiento de Dios Cuando Lucrecia se despidió de las clarisas, su vocación estaba ya decidida. Ella misma refirió más" tarde el porqué de su opción por el lejano monasterio de los capuchinas de Citta di Castello. Es– tando todavía en el educandato, aprovechó la presencia de un con– fesor extraordinario," barnabita, que gozaba fama de docto y de san– to, para exponerle sus anhelos de una vida de escondimiento y de austeridad, en pobreza total. El religioso examinó el espíritu de la
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