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378 «... el Señor me dio hermanos» oración y de ásperas penitencias». Fue una lucha que se prolongó durante doce años. En el proceso ordinario de Bisignano un testigo refiere: «Recuerdo que el padre Angel dijo algunas veces en la pre– dicación haber combatido nada menos que durante doce años para obtener de Dios el don de la castidad y el de no sentir el fornes de la concupiscencia... Con algunos ejemplos exhortaba a todos a combatir contra el vicio de la deshonestidad, encomendándose a Dios en tales casos». A los treinta años, el 11 de abril de 1700, fue ordenado sacer– dote en la catedral de Cassano Jonio. Predicando los vicios y virtudes Fechada en Parma el 24 de noviembre de 1701 y firmada por el vicario general de la Orden, llegó al padre Angel la facultad de predicar. Y a la predicación se dedicó el padre Angel con el mayor empeño durante sus últimos treinta y ocho años de vida, acompaña– do siempre de un hermano capuchino (en los últimos veintisiete años su fiel compañero fue fray Andrés de Belvedere Marítimo). La preparación en los estudios había sido completa; tenía una voz robusta, natural, a veces impetuosa y rimbombante, como la había heredado de la naturaleza y aprendido en los montes. Le pe– dían novenarios, predicaciones apologéticas, cursos de misiones y de ejercicios espirituales y cuaresmas de los pueblos de toda Cala– bria y de fuera de ella, de Nápoles, de San Germano de Monte Cassino, etc. En treinta y ocho años de predicación fueron treinta y ocho las cuaresmas predicadas, hasta cuatro veces en el mismo lugar, como en Acri y en Cetraro. Su primera predicación cuaresmal fue en 1702, en San Giorgio Albanese, pequeño municipio de las cercanías de Acri. Dio comien– zo el sermón el miércoles de ceniza. Después de las primeras frases preparadas en el papel, donde había escrito toda la predicación con la mayor diligencia, el predicador se cortó ___ , y ya ni la memoria ni las palabras escritas venían a sus labios. Bajó humillado del púl– pito. ¡Así inauguraba su carrera de misionero apostólico! Le infun– dió ánimo el párroco. Al día siguiente, nuevo intento... y nuevo fracaso. Al tercer día, lo mismo.
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