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20 « ... el Señor me dio hermanos» gicamente en una de tantas escaramuzas de Cantalice contra Rieti. Carlos, por su parte, concluyó sus días en Roma, asistido amorosa– mente por fray Félix. Sólo Blas le sobrevivió. Blas solía bajar a Roma a vender las mercancías. Pero, como ocurre con la gente sen– cilla, casi nunca iba a visitar a su hermano religioso por temor de incomodar. Y cuando fray Félix se enteraba de que había pernocta– do en Campo Vaccino, le reconvenía con energía: - ¿Por qué nos has venido? Tu sitio estaba aquí, en el convento. Santos y Santa trabajaban la tierra. En casa, el pan era escaso y duramente sudado. Félix hacía mucho tiempo que se había perca– tado de ello, tal vez con ojos grandes y serios, iluminados por aque– lla sagacidad infantil que, a menudo, entre los pobres, no necesita de mayores explicaciones. En cuanto estuvo en condiciones de ali– viar de una boca la mesa paterna, con algo más de diez años, tomó la ruta de Cittaducale. La familia Picchi le confió, de primeras, la custodia del ganado y, apenas fue lo bastante robusto, lo envió a trabajar los campos. En la vida del campesino, el sacrificio es el pan cotidiano, aún hoy en día. Y lo era todavía más hace cuatro siglos, cuando los jóvenes que trabajaban como Félix eran llamados «hombre de fue– ra», -que venía a significar algo rústico a la vez que salvaje: escla– vo de azadones y arados, bajo el viento, el sol y la lluvia, entre malezas, polvo y fango, bajo un régimen vegetariano y un cansan– cio estremecedor, casi como las bestias, a las que tan frecuentemen– te Félix acostumbraba al yugo, tras haberlas fatigado. Félix creció fuerte y rudo, como un hombre brotado de un te– rrón. En los procesos canónicos, los compañeros de adolescencia narrarán que, jugando con él a las luchas, siempre salían vencidos. Pero, en definitiva, la prueba había acostumbrado a Félix Porri al yugo del Señor, prefabricando en él un atleta sin pulir de la santidad. Ven, sígueme Cuando hacia el final de 1543 entró en los capuchinos, Félix Porri tenía veintiocho años. Tan grave decisión no fue tomada a
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