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URSULA MICAELA MORATA 295 El Señor le advierte que no es llegada su hora. Ha de seguir con la contradicción de las criaturas. Le enseña el sentido de las contradicciones, mostrándole una tosca piedra que, para labrarla y presentar perfecciones y filigranas pretendidas por un artista, son muchos los golpes que ha de recibir. La piedra es su alma. La ma– dre sor Angela le dice que no es voluntad de Dios que tenga alivio alguno por ahora, y que padezca con paciencia. No obstante, el domingo de resurrección baja a confesar y reci– bir la sagrada comunión. Había mejorado notablemente de la enfer– medad. Este período está marcado por el sufrimiento y la decisión de complacer a Dios con olvido de sus propias satisfacciones. Coincidiendo con la convalecencia de la enfermedad de Ursula, su director espiritual, padre Berdín, se traslada a Plasencia, noviem– bre de 1658, como provisor de la diócesis. Un padre jesuita se hace cargo de su dirección espiritual hasta 1661. También le manda cam– biar el modo de oración y que piense en los atributos divinos. Pero al constatar su contemplación y comunicaciones de lo Alto, le reco– mienda no resistir al soplo de Dios y que camine por donde la lleva– ba su Majestad . Incomprensiones externas, paz interior Un hecho importante, para el convento de capuchinas de Mur– cia, es la sustitución de la abadesa sor María Angela Astorch, inca– pacitada para seguir en el cargo . Esto sucedía en 1661. Junto a ella había ejercido de vicaria la madre sor Francisca Gertrudis Díaz de Béjar. ¿Esperaba esta buena religiosa ser elegida abadesa? ¿O lo pretendía una fracción de la numerosa comunidad? Sucedió que la elegida fue la madre sor Arcángela Espeleta Ama– treín. Sor Micaela lo fue de discreta y secretaria de la comunidad, a lo que se opuso, venciendo su resistencia el mandato de la obe– diencia. Comenzaron luego las inquietudes. Se propalaron falseda– des y mentiras cuyo foco eran dos religiosas que se tenían particular afecto, pareciéndoles celo de la religión. En sor Micaela la borrasca aumentaba más y más el amor y conocimiento de la gran bondad de Dios . Pero el sufrimiento iba a mayores. En un capítulo, reunida la
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