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290 «... el Señor me dio hermanos» Y las de san Pablo: «Por muchas tribulaciones hemos de entrar en el reino de Dios». La noche oscura, para cada cristiano será única, cogido de la mano de Dios. Catástrofes naturales y borrascas interiores El 14 de octubre de 1651 acaecía en Murcia una terrible riada que conservan los anales como algo espantoso. El río Segura se des– bordó arruinando la ciudad y destruyendo el convento de las capu– chinas. Las religiosas tuvieron que salir de la clausura bajo el estré– pito de los hundimientos y con el agua a la cintura. Llevaba a sor Micaela un arriero que guiaba a un robusto mu– lo. Pero éste se espantaba ante las aguas, por lo que el hombre vomitaba juramentos con impaciencia. Ella invocó a la Virgen en alta voz y el buen hombre no dijo ya palabra desde entonces, con– duciéndola al colegio de los padres jesuitas donde se reunió la co– munidad. Los religiosos las atendieron con gran benevolencia todo el tiempo que permanecieron las monjas en su casa, hasta que, pa– sado el aluvión, habían de retornar a su convento, después de once días. En esta apretura fue de especial significación el 21 de octubre, aniversario de su natalicio (23 años). Transformada en su amado, co– noce en espíritu que Jesucristo quería renovar con su alma los divinos desposorios. Ella recordaba muy bien que su director, padre Alejo Bojados, le tenía advertida que resistiese los favores de Dios que tras– pasasen el orden ordinario de los demás cristianos, con lo que resolvía la continua ansiedad sobre el origen de los fenómenos, sin posible engaño del enemigo. Pone, pues, resistencia, además de sentirse indig– na. Arguye la imposibilidad de aceptar sin licencia del padre espiri– tual, convencida de que con la obediencia iría segura de no ser enga– ñada del maligno. Pero el Señor, sin aguardar el consentimiento, dis– puso lo que quería como dueño del alma. En señal de esposa suya le entregó un anillo y una joya para el pecho. La santísima Virgen le aseguraba que era favor de su Hijo. Como prueba, el padre Bo– jados, a pesar de las dificultades de andar por las calles colma– das de agua y fango, esa tarde estaría en el colegio que las cobija– ba. También tuvo inteligencia de que la merced se le otorgó por
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