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BERNARDO DE CORLEONE 247 Sin embargo, no obstante su vida 'desesperada', fray Bernardo estaba «siempre contento y alegre». Disuadiendo a sus hermanos de la imitación de su tenor de vida, fray Bernardo les decía: «dejad– me a mí hacer penitencia, vosotros estad en alegría». Sabedor del carácter colérico que llevaba dentro, fray Bernardo era capaz del autocontrol más grande, hasta el punto de ser intran– sigente consigo mismo cuando se equivocaba. Así, una vez, al dejar escapar una palabra en defensa suya, lo que juzgó dictado por el amor propio, se restregó sobre sus labios un tizón ardiendo, como refirió, aterrorizado, el padre Pacífico de Messina. De la austeridad brotaba, purísima, la castidad. «Los dolores -decía a menudo- pasan pronto, pero la pureza del corazón y las virtudes religiosas son los verdaderos adornos del alma». La pobreza «era su alegría» y la amaba «por amor de Cristo nuestro Señor», llamándola «mi esposa y mi madre». Por eso «ves– tía ropa vieja, deteriorada y remendada», con «una cuerda más gruesa y burda que las que usaban los demás frailes», «por amor de Cristo amaba y sostenía con alegría toda clase de penurias». Era total en la santa obediencia, hasta el punto que el padre Salvatore de Castelvetrano, superior del convento, «estimaba enton– ces no haber fraile en toda la familia, de alrededor de un centenar, más obediente que este siervo de Dios» . Fray Bernardo y los demás Aunque vivía retirado en la humildad y el silencio, fray Bernar– do vivía plenamente las vicisitudes de los hombres y llevaba, como todo capuchino, los estigmas de la popularidad. El amor de fray Bernardo por el prójimo comenzaba ante todo en el convento, «estimándose siervo y sirviendo a todos, particular– mente ayudando al hermano en las más diversas tareas del conven– to, como lavar los platos, barrer la cocina... ». En las relaciones fraternas, nunca se le vio «airado con al– guien, lamentarse o murmurar del prójimo», ni nunca habló mal de nadie, al contrario, «no conocía nunca defecto alguno en los demás». Cuando llegaban al convento frailes forasteros, fray Ber-

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