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196 «...el Señor me dio hermanos» del púlpito, se postró en oración ante el altar. Para evitar la profa– nación del lugar sagrado, salió de la iglesia por una puerta lateral y se metió por una callejuela. Casi inmediatamente se vio cercado de una veintena de insu– rrectos que inútilmente intentaron hacerle renegar de su fe. Cayó a tierra, golpeado violentamente por las mazas. Aún tuvo aliento para pedir perdón para sus asesinos y para invocar los nombres de Jesús y María. Una espada le atravesó el pecho. Reliquias y recuerdos El padre Fidel, bañado en su propia sangre, macerado a golpes y heridas, permaneció más de veinte horas en el lugar del martirio. Al día siguiente, hacia las nueve, fue sepultado en el cementerio común de Seewis. Alzaron una cruz sobre la fosa. Era todo. Lo decía todo. El padre Fidel como Jesús. Calmadas las refriegas entre las tropas austríacas y los herejes rebeldes, el padre Alejo de Speier -compañero del padre Fidel y sucesor suyo como superior del convento de Feldkirch y de la mi– sión rética- envió, a primeros de octubre, a cuatro religiosos, es– coltados por soldados, para que recogieran en Seewis los restos del compañero martirizado. Se llevaron consigo la cabeza y la mano izquierda, encontradas separadas del cuerpo. El 18 de octubre, el propio padre Alejo, con el provincial Matías de Richenau, recogió el resto del cuerpo, que fue trasladado a Mayenfeld. La cabeza del mártir fue recibida por los capuchinos de Feldkirch y el cuerpo fue depositado en la catedral de Coira el 22 de noviembre de 1622. Se alzó un clamor común, de católicos y también de herejes, en las iglesias locales de Coira y Constanza, lo mismo que en Ale– mania y en Italia, proclamando al padre Fidel santo y mártir. La congregación de Propaganda Fide solicitó su causa de beatificación para poder reconocerlo como su primer mártir. En 1623 se iniciaron investigaciones sobre la vida, virtudes y martirio del siervo de Dios, y se terminaron los procesos informati– vos en Coira, Constanza y Milán. El 24 de febrero de 1729 se emi– tió el decreto super martyrio y, el 12 de marzo del mismo año, el decreto de beatificación.

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