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176 «...el Señor me dio hermanos» Su libro era la Sagrada Escritura. De ella se nutría para sus sermones. Utilizó también algún libro de ejemplos, tomándolo de prestado. No redactaba completamente sus sermones; se limitaba a trazar esquemas breves sobre trozos de papel. Su predicación no está en línea con la riqueza de la solemne oratoria de su tiempo; se trata más bien de una enseñanza y exhortación de un humilde a los humildes. Una palabra evangélica, clara, accesible a todos, llena de unción. Sus temas predilectos eran los recomendados por san Francisco: el amor de Dios, el odio al pecado, la paz con todos, la devoción a la cruz y a la Virgen. Arremetía contra el vicio y el desorden y llamaba al buen camino sin respetos humanos. Su discurso, tan simple en la exposición, era rico de contenido y resultaba provechoso no sólo para el pueblo sino también para el clero. En la ciudad de Cagli, con modestia y libertad evangélica, requirió la atención del obispo y de su capítulo sobre la urgencia de la concordia y de la paz. Sabía encontrar los caminos del cora– zón para conmover y convertir. Después de la predicación en la iglesia, se entretenía gustosa– mente enseñando a los niños; promovía reconciliaciones y armisti– cios; visitaba a los encarcelados y a los enfermos en las casas o en los hospitales. Fuera del convento poco variaba su modo de vida austero y rigurosamente programado. Solía decir que prefería ir a pueblos que tuviesen un reloj público para que le ayudase a acompasar sus ora– ciones y penitencias, de día y de noche, en consonancia con lo que solía hacer en el convento. La herencia de un santo El padre Benito predicó la última cuaresma en Sássocorvaro, pero no llegó a terminarla. El lunes de carnaval de 1625 salió de Cagli, de donde era guardián. Al caer de la tarde llegó a Urbania, después de haberse desplomado varias veces por el camino. Como le faltaban las fuerzas para llegar hasta el convento, se hospedó en casa de un bienhechor. Le encendieron un buen fuego; le sirvie– ron la cena, pero como de costumbre, comió muy poco. Luego
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