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LORENZO DE BRINDIS 155 ñuelos; bañaba también los ornamentos, el corporal y los manteles del altar. Y después de la misa se entretenía durante algunas horas en ardiente acción de gracias . No menos profundo y ardoroso era el amor que profesaba a la madre de Dios. Celebraba casi siempre la misa de la Virgen y a ella atribuía todos los dones y gracias . Hablaba de Ella como un serafín y se llenaba de gozo con sólo pensar en Ella. Durante los viajes, «cantaba loas a la Virgen y en particular la de Petrarca Vergine bella, o el Stabat Mater, o las letanías lauretanas, con tanto sentimiento que muchas veces andaba como fuera de sí». Hemos visto cómo en Nápoles, en 1605, además del sermón cuaresmal de la mañana, predicó otro por la tarde para ganar nuevos devotos de la Virgen. Es superfluo recordar las mortificaciones y demás ob– sequios que le ofrecía, especialmente los sábados y las vísperas de sus festividades. Cuando se le presentaba la ocasión de visitar algún santuario no dejaba de aprovecharla. Sentía particular devoción por el santuario de Loreto, en el que pasó una cuaresma completa el año 1602, antes de ser elegido general de la Orden, y al que retornó en 1605, al término del pesado cargo. También las bendiciones pro– digiosas que impartía a todos, especialmente a los enfermos, las da– ba siempre en el nombre de la Virgen; y en su honor escribió una de sus obras más hermosas: el Maria/e, donde no hay dogma, privi– legio o tema mariano que no toque, aclare o defienda. Y lo hace con su estilo peculiar: con claridad y equilibrio, con apasionado amor y entusiasmo poético. Mediador de paz San Lorenzo tuvo que interrumpir su tranquilo retiro de Bassa– no por mandato del papa, que lo enviaba a Milán como mediador de paz. No era la primera vez que debía asumir el papel de pacificador. En noviembre de 1614, para ahorrar a los ciudadanos sufrimientos inútiles, se había ofrecido para acordar la rendición de los piemon– teses fortificados en Oneglia, asediados por los españoles. Dos años más tarde, por deseos del legado pontificio Alejandro Ludovisi (el
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