BCCCAP00000000000000000001625
134 «...el Señor me dio hermanos» En Venecia tuvo la oportunidad de conocer y tratar a los ca- "' puchinos que vivían en un humilde convento cerca de la pequeña iglesia de Santa María de los Angeles, en la isla de la Giudecca. Atraído por su vida austerísima y recogida, pidió la gracia de ingre– sar en la Orden. Joven capuchino Vistió el hábito religioso en Verona el 19 de febrero de 1575, recibiendo el nombre de fray Lorenzo. Tuvo algunas dificultades debidas a su delicada salud; con todo, superó felizmente y con in– tenso fervor el año de noviciado, bajo la dirección de religiosos pru– dentes y santos. El 24 de marzo de 1576 emitió la profesión religiosa. Inmediatamente, comenzó los estudios de lógica en Padua, y después, en Venecia, los cursos de filosofía y teología. Su excepcio– nal agudeza de mente y su insaciable sed de conocimientos lo esti– mularon a aplicarse con empeño a desentrañar los problemas del pensamiento humano y de la teología. Enamorado de la Sagrada Escritura, la estudió y la meditó de tal manera que llegó a sabérsela de memoria. El mismo dijo confidencialmente a un religioso que, si por un imposible, la Biblia se perdiera, él sería capaz de reescri– birla toda completamente. Y no se contentó con el texto sagrado, sino que estudió por su cuenta las lenguas bíblicas, y las aprendió tan perfectamente qu€ hasta los propios rabinos, que lo trataron más tarde, quedaron estupefactos. No fue menor el interés con que se dedicó a la adquisición de la virtudes religiosas. La misma orientación bonaventuriana se– guida entonces por los capuchinos en los estudios era la más propi– cia para la elevación del espíritu: la unción del alma y el fervor de la voluntad eran más importantes que la ilustración de la inteli– gencia y la adquisición del saber; más que a la verdad lógica, se rendía a la visión y a la experiencia mística. Según atestiguan los condiscípulos de Lorenzo, ni él mismo sa– bía dónde terminaba el estudio y dónde comenzaba la oración. «Más que estudiar, parecía que oraba». Además del tiempo establecido para la oración común, dedicaba a la contemplación «muchas horas
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz