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ANGELA MARGARITA SERAFINA 89 deseo por ella manifestado, el ataúd fue colocado en contacto con la tierra bajo el pavimento del capítulo. Al cumplirse el año de la muerte, las religiosas desenterraron el cuerpo y, no obstante la humedad del lugar, lo hallaron entero: lo colocaron en nuevo ataúd en el mismo sitio. En 1615 el obispo Luis Sans, en agradecimiento a la salud recibida por intercesión de madre Serafina, hizo construir a su costa un sepulcro labrado con primor; el mismo prelado comprobó que el cuerpo seguía entero y flexible. El sepulcro permaneció intacto, no obstante haberse visto obli– gadas las religiosas a abandonar el convento en varias ocasiones, la última en 1869 por causa de la revolución. El edificio quedó prác– ticamente destruido y hubo que construir otro en la calle de la Tra– vesera. En 1882 se hizo el traslado solemne de los restos de la Vene– rable y de sor Isabel Astorch. Pero al ocurrir los sucesos de la se– mana trágica, el 17 de julio de 1909, fue dado a las llamas el con– vento y con él las dos tumbas, el archivo y la mayor parte de los caros recuerdos que custodiaba la comunidad. La obra de Angela Serafina Antes de morir, la fundadora había hecho una especial reco– mendación a mosén Martín sobre el espíritu con que habían de ha– cerse las nuevas fundaciones. En efecto, el santo confesor era su comisionado para gestionar la expansión de las capuchinas, ya pro– gramada y en vías de realización. Tal proliferación era una necesi– dad por causa del mismo crecimiento de la comunidad: a la muerte de madre Serafina eran ya 27 las profesas y tres las novicias. Pero, además, un impulso, que se hacía impaciente en el último año de su vida, estimulaba a la fundadora a llevar a otras partes la riqueza de vida que encerraba el convento de santa Margarita. A mediados del año 1608 eran cuatro las fundaciones en pers– pectiva. Madre Serafina hubiera deseado que la primera se hiciera en su propia patria. Con fecha 17 de febrero de 1608 había escrito en ese sentido a los consellers de Manresa y al obispo de Vic; pero el proyecto no sería realidad hasta 1638, y precisamente en el solar de la casa nativa de la fundadora. El segundo proyecto fue el de

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