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EL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ EN ZARAGOZA 69 Los consejos del misionero sobre el cultivo de las ciencias ecle– siásticas entre los sacerdotes cayeron en buen terreno. Entre los manuscritos del Seminario de San Carlos de Zaragoza se conservan dos volúmenes formados con las Disertaciones o estudios para la formación permanente del clero, como hoy diríamos, disertaciones que, a instancias del predicador Fray Diego José de Cádiz y del arzobispo don Agustín de Lezo y Palomeque, fueron desarrollándose entre 1786 y 1790. Con todo, al Fiscal del Supremo Consejo se le hizo sospechosa esa« Academia de Liturgia», come él dice y veremos en otra ocasión al tratar de propósito del caso Normante. Juntos figuran en las disertaciones los nombres del misionero y del prelado, y no por casualidad. Puede decirse que el celo del predicador por el bien espiritual del clero corría parejas con la solicitud del propio arzobispo 9 • Por particular encargo de su ilustrísima, a los ejercicios al clero acuden también los religiosos. Luego los padres dominicos y los padres de San Agustín franquean sus iglesias al Beato para misiones sucesivas en la misma capital 10 • Enumera Casamayor diversas recomendaciones del predicador a los fieles. Añadamos una más, la devoción al Sacramento, que nos llega por otra vía 11 • Anota Casamayor las visitas de cárceles y otras innumerables hechas por el misionero. Poco antes ha registrado las despedidas de de los señores de título, canónigos y gentes de distinción 12 • (El Cabildo de Zaragoza en 1808 y 1809, Zaragoza 1908, 9) cita unos « sermones del P. Cádiz en Zaragoza», manuscritos, sin precisar dónde se conservan. • Lezo y Palomeque, al año siguiente de su nombramiento, había dirigido « a sus muy amados hermanos los párrocos, sacerdotes y demás personas a quienes toque lo en ella contenido», una Pastoral, dada en Zaragoza a 8 de setiembre de 1784, impresa en Zaragoza por Bias Miedes. 10 Como muestras del sincero afecto que le manifestaron los religiosos, citamos solo dos de éstos: un capuchino y un agustino. El capuchino, P. Bruno de Zaragoza (cf. Luis Antonio de Sevilla, ob. cit. 583-585 y Serafín de Ausejo, ob. cit. 274), cogió en sus brazos al predicador cuando el accidente del Beato el primer día de la misión (Sebastián de Ubrique, ob. cit. I, 401s). Del agustino, P. José lbáñez de la Consolación, fusilado por los franceses en 1809, nos habla en su oración fúnebre el P. Faustino Garroverea, Los huesos visitados, y que profetizan después de la muerte... Zaragoza 1816; en la p. XVIII nos explica para qué emprendió el famoso agustino « una amistosa correspondencia con el V. P. Fr. Diego de Cádiz », e insiste en ello en la hoja segunda de la nota final. 11 La Gazeta de Zaragoza del martes 20 de marzo de 1787 anuncia la « Semana o Diario del Santísimo Sacramento... que puso en orden el M. R. P. Fray Josef de Muro... capuchino... Devociones muy recomendadas por el M. R. P. Fray Diego Josef de Cádiz... en las misiones de Zaragoza, año de 1786 ». En ese mismo año de 1787 se reedita en Zaragoza, « corregido nuevamente• por su autor, el sermón del Beato sobre Santa María Egipciaca: Exemplar de arrepentidos y perfectos. Cf. Serafín de Ausejo, ob. cit. Sls n. 34. 12 En cuanto a los títulos nobiliarios, el Conde de Bureta, Notas biogrdficas de doña Maria de la Consolación Azlor y Villavicencio, S.• Condesa de Bureta, en Zaragoza 7 (1958) 179s, menciona varias cartas de la condesa de Bureta al Beato Diego y las respuestas del Beato,
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