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HISTORIA GRÁFICA DEL FRANCISCANISMO 389 un retrato de Francisco. Finalmente, la tabla de Sena prescinde de milagros póstumos 67 • El mural franciscano más antiguo que se conoce no surge precisamente en Italia, sino en Constantinopla, y algunos detalles de su estilo connotan tanto el de las miniaturas como el de las tablas historiadas, cuya transpo– sición parietal semejan. Hay, sin embargo, en los restos de ese fresco mucha más fuerza y vivacidad expresiva que en aquéllas 68 • Pero la verda– dera « glorificación de san Francisco por imágenes » es la que irrumpe, hacia 1260, en los ciclos decorativos de su basílica inferior en Asís. En ellos se innova casi todo: el dramatismo y la monumentalidad de la composición, la riqueza cromática, la complejidad del lenguaje pictórico, que refleja el de muchas y distintas experiencias anteriores, la opción por los rasgos más representativos en la historia del franciscanismo en lugar de lo meramente episódico o anecdótico. La tendencia a idealizar, hasta lo heroico, la figura del fundador, culmina en los veintiocho recuadros giot– tescos del friso inferior de la basílica superior, « exaltación la más vasta y grandiosa de un santo moderno en toda la iconografía cristiana» 69 • Con o sin la intervención de Giotto - cuestión aun no resuelta -, surgen en el último decenio del siglo XIII y se inspiran en la Legenda maior de san Buenaventura. La secuencia iconográfica es fiel a la biográfica de juventud, conversión, madurez, muerte y milagros póstumos. La topografía trasladada a las pinturas se reconoce fácilmente, al revés de lo que ocurre con la figura del protagonista, si se la compara con la descrita en las fuentes: más que a éstas, sus poses parecen remitirse a modelos de la antigüedad clásica, según quedó insinuado líneas atrás. En el transepto derecho de la iglesia inferior proseguirían los geniales discípulos de Giotto, unos veinte años después, la misma tarea magnificadora del «héroe» cristiano en la plasmación de dos milagros obrados por él en favor de sendos niños. En cambio, las alegorías del « Maestro delle Vele», en el techo del presbi– terio de la misma iglesia, deben reputarse de menos límpidas en su formulación y de algo sincretistas en su propósito. El influjo de este complejo artístico de la iglesia sepulcral de san Francisco será determi– nante para buena parte de su iconografía posterior en toda Italia 70 • 67 P. Scarpellini, ib. 94c-99a. - E. Vavra desarrolla el tema, en el estudio citado en la nota precedente, poniendo más énfasis en el contenido espiritual de esas tablas pintadas, cuya cronología resume así: « 1228, im Jahr der Kanonisation, entsteht ein Vita-Retabel für S. Francesco in Pescia; 1240/50 ensteht ein Retabel fiir S. Francesco in Pisa, 1265/75 ein Retabel für S. Francesco in Pistoia, in derselben Zeitspanne für S. Francesco in Assisi » (530b). 68 Elga Lanc, Zur franziskanischen Darstellungen in der mittelalterlichen Wandmalerei au[Jerhalb Italiens, en Cat. IV, 506-511; P. Scarpellini, ib. 99a-100a. 69 P. Scarpellini, ib. 100c. 70 P. Scarpellini, ib. 104s. - Una exposición más sistematizada, minuciosa y teológica de estos frescos, y también anterior, es la propuesta por Gerhard Ruf, Die Frcskenfolge in der Basílica San Francesco in Assisi, en Cat. IV, 412-428; puede verse nuestra recensión de su obra Das Grab des hl. Franziskus. Die Fresken der Unterkil·clie von Assisi, en CF 52 (1982) 478s. La serie de fichas analíticas con esta iconografía del Santo es abundantísima en los dos catálogos citados y a ella nos remitimos (Cat. I, 107-125; Cat. IV, 533-622, fichas firmadas casi todas por E. Vavra).

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