BCCCAP00000000000000000001623

378 GERMÁN ZAMORA el hijo del mercader Pedro de Bernardone gozaba de un punto de partida excelente para comprenderlas, y le fue fiel toda la vita 42• Su ideal de pobreza marcaba al hombre no sólo en relación con las cosas o bienes materiales, sino con los demás hombres y con Dios. Ese ideal tridimensional cristaliro en una forma de ser muy concreta, en la que la pobreza externa no era sino expresión visible de una actitud anímica profunda y total. Su atractivo no fue asunto privado de una minoria selecta, sino que afectó a un sector amplio de la sociedad, independientemente de su clase, influjo y prestigio. Sabían bien quienes lo abrazaban que « pobreza voluntaria » quiere decir mucho más que mera « carencia », pues implica renuncia, contraste y alternativa de cara a los demás - piénsese en el vestir, comer, viajar, ajuar doméstico, ornato de las iglesias, etc. - y, a la vez, íntimo enriquecimiento ante sí mismo y frente a Dios, por cuyo amor se abraza. El ascetismo franciscano estaba lejos del resentimiento contra la sociedad y del orgullo cínico. Por eso, el mismo que prescribía a los suyos usar vestidos viles, les prohibía despreciar a quienes los usaban preciosos, y el que no toleraba objetos suntuosos de ningún género para aquéllos, los queria así para el culto eucarístico 43 • Esa profesión vital de la pobreza voluntaria se proyectó frecuentemente en acción social a beneficio de quienes involuntariamente la vivían. Tal instalarse, por vocación, entre los hombres más menesterosos y la experiencia consiguiente de sus necesidades y angustias cotidianas, capacitó a los franciscanos « como a ninguna otra orden » para enseñarles, más que a soportar pasivamente una existencia irremediable, a descubrir en su aceptación un elemento elevador. Pero su contribución no se limitó a gestos de pedagogía sobrenatural, sino que crearon iniciativas económico– sociales múltiples, eficaces y duraderas. De ellos, y de los dominicos, pudo afirmarse en el primer tercio del siglo XIII que conocían mejor que los otros religiosos la situación real de la sociedad y el comportamiento del individuo (P. Dubois). En virtud de ese conocimiento, sus pensadores retocaron muchos conceptos heredados, como los del dinero, comercio, lucro, valor, precio justo, trabajo, salario, interés y usura, en pro de los más pobres. Y, en la brecha del ejemplo, se dieron a la asistencia de hospitales y lazaretos, a la lucha contra el lujo, el juego y la usura, a la erección de Montes de Piedad y la apuesta por la paz tanto cívica como social. En favor de muchas de esas ideas desplegaron grandes predicadores, 42 Karl Bosl, Das Armutsideal des heiligen Franziskus als Ausdruck der hochmittel– alterlichen Gesellschaftsbewegung, en Cat. IV, 1-12. 43 Gerhard Jaritz, Weder Gold, noch Silber noch Geld. Der « iiu/3ere Reichtum » - ein Ansto/3 zur Alternative, en Cat. IV, 13-19. A la pregunta de cómo, en concreto, vestían, calzaban, comían y en qué tipo de, viviendas moraban los franciscanos medievales de la I y II orden, especialmente, trata de responder Gerhard Jaritz, Zur Sachkultur in den franziskanischen Orden des Spiitmittelalters, en Cat. IV, 358-366; cf. también, Cat. 111, 23-33. Sobre el origen y evolución del emblema franciscano, con algunos de sus diversos motivos (brazo de Cristo y de Francisco cruzados y llagados en la palma, tau, serafín, cordón), cf. Cesare Tinelli, Vberlegungen zum franziskanischen Wappen, en Cat. IV, 376-381, donde apenas se enfatiza la importancia de la estigmatización propiamente dicha.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz