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372 GERMÁN ZAMORA Entre los varios rasgos definitivos de Francisco enumerados, ha sido el de la « inaudita novedad » de la estigmatizadón el único desarrollado en un estudio particular. En él se da a las fuentes e iconografía de san Francisco, y a la comparidón del fenómeno en místicos auténticos y falsos, su propio relieve. Si a aquél se le fue de las manos el martirio apetecido entre los sarracenos, lo obtuvo, en cierto modo, de forma eminente en el Alvema. Las más antiguas descripciones del portento no presuponen lesión externa inmediata de su cuerpo por Cristo o el serafín, sino, ante todo, la impresión de sus llagas en el alma, una « estigmatización interior», que desborda exteriormente. El hecho consumaba la « imitación» de Jesucristo, fórmula que parece más oportuna que la de identificación y, a juicio nuestro, menos que la de conformidad. Este y otros casos seme– jantes históricamente comprobados, vistos en toda su amplitud y profun– didad, resultan ante el crítico, cuando menos, verídicos aun sin la dimensión de la fe 26 • Si los autores antevistos basan su interpretación de Francisco en las legendae y otras fuentes escritas, domina en la de W. Würmer otra luz. Tras una ojeada a la fenomenología de la religión en su vertiente cultual, y la exposición, comentada, de la infancia y juventud de aquél, ve en la renuncia a su padre terreno el logro de su plena libertad como « juglar de Dios», al que nada ni nadie podrá en adelante estropearle el juego con su Señor. La creación entera será decididamente envuelta por él en tal acción, convirtiéndose los seres en otros tantos co-actores de un festival cósmico. Por eso los llamará « hermanos ». Si la vida de Francisco se transfigura desde entonces en adoración y servicio, es porque entre fiesta y culto se da un nexo íntimo. Francisco reconquista, por ese camino, la rota armonía entre Dios y el universo. « Como juglar de Dios, es - danzando, cantando, riendo - el gran profeta del sentido cultual del cosmos y de su relación lúdica con Dios». En ese horizonte, Würmer termina celebrando al patrono de la ecología con la cvocacilón detallista y desfile de todo el « zoo» franciscano mencionado por fuentes y leyendas, y la cita de algunos poetas germánicos que se inspiraron en él Zl. El epicentro de la espiritualidad de san Francisco está constituido, a juicio de A. Rotzetter, por la asunción programática de los valores margi– nados - leprosos, huida del mundo, pobreza, renuncia a privilegios, trabajo, mendicancia, juglarismo, Iglesia de base, humildad, etc. - por amor a Cristo. Junto a esos elementos se dan algunos más, no integrales en su conjunto, a saber: espíritu de misión apostólica, de apuesta por la paz, de amor a las criaturas infrahumanas, de fraternidad interhumana y de eclesialidad a toda prueba. Su Cristo es Dios encamado y, por tanto, a la vez el Perusio », fascículo de documentos con testimonios sobre la concesión a los dominicos de Pen1sa, por Benedicto XI, en 1304, vivae vocis oraculo, de una indulgencia del todo semejante a la de la Porciúncula (Perusa, Biblioteca Augusta, cód. 975); Hilario de Viterbo, Cinco episodios sobre la concesión de la indulgencia de la Porciúncula y Anunciación, pintura al temple sobre tabla, de 1393 (Asís, iglesia de la Porciúncula). 26 Norbert Stefenelli, Die Zeichen am Leibe des Franz van Assisi, en Cat. IV, 79-90. Desearíamos ver citados en su bibliografía los escritos de O. Schmucki: cf. BF XII, n. 384. 27 Wolfhard Würmer, Sankt Franziskus - Spielmann Gottes, en Cat. V, 9-31.

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