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regido por el padre o abad, llamado "príncipe del monasterio". Los monjes tendrán dos clases de reuniones o colectas: una por casa, más frecuente, y otra general, convocada a son de trompeta. Esta se tendrá en un recinto cerrado, llamado convento, pero a cielo abierto, generalmente por la noche, en torno a un fuego de campamento 12 . Naturalmente, esta modalidad de monasterio campamental no será la forma típica de· la vida cenobítica. Esta habrá que buscarla en los mo– nasterios "civilizados" del Asia menor, sobre to– do en los monasterios basilianos. San Basilio dará un seguro cauce normativo de la vida en común. Sus reglas fijarán defini– tivamente el esquema de vida cenobítica, que se llamará monástica, sin más. Una nueva teología fundamentará este género de vida: el amor de Dios y el amor al prójimo. Sobre todo, esta instancia caritativa dará sen– tido desde entonces a la vida comunitaria. La renunciatio anterior, sin dejar de serlo, es– tará compensada por la dedicatio o consagración: a Dios, en el culto divino y en la contemplación; y a los hermanos, en el servicio fraterno. Las citas evangélicas que se escogen constituirán el cañamazo espiritual de la vida común 18 • Nos sorprende constatar su posición dialéctica frente al eremitismo al que descalifica rotunda– mente . Para ello, invoca la condicíón social y ci– vilizada del hombre. Pero, sobre todo, recurre a las citas bíblicas. Es capital la de san Pablo, so– bre el cuerpo místico y la aportación carismá– tica de los miembros que enriquecen por ello a la comunidad (1 Cor 13). La vida solitaria comporta graves riesgos y, so– bre todo, fomenta la insolencia. No hay lugar para la negación de sí mismo y para la humil– dad 14 • (12) SAN PACOMIO, en Codex Regularum, ut supra: "Cuan– do oyere ·la voz de la trompeta, salga inmediatamente para la reunión, recitando algún fragmento de la Escritura, hasta 11.egar a la puerta del conventículo" (3); pero, si no se hi– ciera la seña,I por la noche, no se acerque al fuego que, según costumbre, se enciende (5). "Llámase una tribu, la que tiene tres o cuatro casas, según el número y extensión del monas– terio; a las que nosotros llamamos famil ias o pueblos de una misma clase de personas" ( 13) ; ele. (13) SAN BASILIO, Regla, en Codex Reguiarum, ut supra: "En esto conocerán todos que sois discípulos mfos, si os amáis los unos a los otros" (Jn 13, 35); "Tuve hambre y me disteis de comer" (Mt 25, 35) ; "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos mfos más pequeños, a mi me lo hi:·isteis" (Mt 25, 40). etc. ARTICULOS En su dimensión interna, la modalidad basilla– na centra la actividad del monje en la exercitat1o animi, con la fuga del mundo, la vida penitente, la oración y la ascesis santificante de la disci– plina monástica 15 • 4. La vida monástica occidental La experiencia monástica occidental estará a medio camino entre la modalidad egipcia de la vida monástica y la de san Basilio . La vida ere– mítica alternará frecuentemente con la cenobíti– ca, en ocasiones en torno al mismo cenobio o monasterio. No es del caso historiar las diferentes moda– lidades que se presentan. No sólo a propósito de los monjes, sino también de los clérigos, a los que en repetidas ocasiones se quiere obligar a la vida en comúh creando la modalidad de los lla– mados clérigos o canónigos regulares 16 • El monasterio benedictino, en su dimensión es– piritual y orgánica, inspirará todas las formas eclesiásticas de vida en común o comunidad . Es– ta forma de vida dará origen a una teología que enfatizará ciertas ideas y valores de indudable validez evangélica. Como es obvio, afirmó el principio teocrático de la autoridad y su correlato espiritual de la obediencia. La obediencia polarizará los demás consejos evangélicos de pobreza y castidad. La autoridad y la obediencia serán las coordenadas de la vida común . La pobreza quedará reducida a la puesta en común de los bienes. El "niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame" (Mt 16, 24). sustituirá al "ve, vende cuanto tienes y dalo a los ,pobres" (Mt 19, 21). Será nuevamente san Francisco quien, sin omitir lo primero, dará prioridad a la pobreza, en una iluminada intuición que hace del segui– miento de Cristo una optimista y alegre proyec– ción caritativa 17 • (14) IBIOEM,, en Codex Regularum 1, lnterrogatio 111,. pp. 71-73. (15) ·Cfr. Enciclopedia delle Rellgloni, Va lleohi (1972), IV, pp. 619 ss. (16) SAN AGUS.TIN, en Codex Regularum 11, D. Patris Au• relii Augustini ·Regula tertia inqua ,latius tradidit ea, quae ad communem Clericorum vitam perlinet, etc., pp. 123 ss. (17) SAN FRANCISCO, Regla primera. "La Regla y vida de estos hermanos, es ésta, a saber: vivir en obediencia, en castidad Y sin propio, y seguir la doctrina y vida de nuestro Señor Jesucristo, el cual dice: Si quieres ser perfecto, ve y vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo, y ven y sígueme" (Cap, 1). 77

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