BCCCAP00000000000000000001618

ARTICULO$ ritual, pero tiene sus implicaciones sociológicas, de las que la pobreza es una de las más impor– tantes. La pobreza, de alguna manera, es sólo un armónico de la minoridad: es, si se quiere, la for– ma típica de la minoridad. Que el término "menor" empleado por el santo fuera un préstamo sociológico de su época, en la que había "mayores" y "menores", poco importa. Si fuera así, "menor" no sería un término unívoco de "pobre". Los "menores" no eran precisamente los "pobres" 30 • La reducción de la minoridad a la pobr,eza sólo parcialmente es válida, en cuanto es lo que da sentido espiritual y cristiano a la pobreza. Los teólogos franciscanos de los primeros tiempos así lo entendieron. Pero tuvieron más sensibilidad para el valor de la pobreza. Y esto, incluso en vida de san Francisco. No es sorpresivo, pues, que la Regla bufada su– prima los capítulos que configuran la vida en fra– ternidad y minoridad, que era la característica franciscana, y adelanten los capítulos que tratan de la pobreza en la Regla bulada 31 • En cambio, sí es sorprendente la manipulación que se hace de la pobreza, que estará represen– tada en el hecho de que los frailes no reciban dineros o pecunia (2 Regla 4), en que no se apro– pien cosa alguna y en el pedir la limosna (2 Re– gla 6). El trabajo y el vivir del trabajo, que en la Regl,a primera debería representar y significar la pobre2a, queda relegado a una simple opción, casi carismática: "Los frailes, a los cuales el Señor dio gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamen– te" (2 Regla 5). La protesta del Santo, al final de sus días: "Y los que no saben, aprendan" (Testamento) signi– ficaría ya muy poco. Pero él no cayó en la trampa que le tendieron, cuando algunos quisieron con– vencerle de ,que el trabajo podría apagar el espí– ritu de la santa oración y devoción (2 Regla 5). Sea lo que fuere, el caso es que la pobreza se plantearía en términos que facilitarían todos los excesos que después se dieron entre los frai– les: no recibirían dinero ellos mismos, pero otros (30) -El rérmino " menor", en el contexto hiot6rico de son Francisco, significaría plebeyo, representada por la clase social de los comerciantes, los nuevos ricos de su tiempo, frente a los patricios o nobles, que podían ser incluso "pobres" ver– gonzosos. (31) Las dos Reglas comienzan con tres capítulos que con– figuran, en general, como religiosos a los miembros de la Fraternidad. ,Excepción hecha del primer capitulo, en la Regla primera, que da ya una síntesis de la modalidad franciscana, 80 lo recibirían por ellos; no tendrían posesión ju– rídica de sus casas e iglesias, que formarían parte del patrimonio pontificio, pero podrían usu– fructuarlas. Que ,fueran o no conformes con la santa pobreza, los frailes no podían evitarlo, por no pertenecerles, etcétera. 4. El "oficio de la predicación" La "predicación" era apenas una de las opcio– nes que tenía la fraternidad. Al principio no era un "oficio", sino una simple ocasión que se apro– vechaba, cuando ésta se presentaba. En la Regla primera, ocasionalmente, se enu– meran las principales actividades de los frailes: "Ruego en caridad, que es Dios, a todos mis frai– les, predicadores, oradores y trabajadores, así clérigos como legos, que procuren humillarse en todo" (1 Regla 17). Para entonces, en 1221, los predicadores ocu– paban ya el primer lugar. P•ero son manifiestas las reservas del santo: "Mas todos los frailes prediquen con obras y ejemplos. Y ningún minis– tro o predicador se apropie el ministerio de los hermanos u oficio de la predicación" (1 Hegla 17). En el Testamento no hay ninguna referencia ex– plícita al oficio de la predicación. Apenas una, y ésta también restrictiva: "Y si yo tuviese tanta sabiduría, cuanta tuvo el sapientísimo Salomón, y hallase a los pobrecillos sacerdotes de este mun– do en las iglesias en que moran, no quiero pre– dicar contra su voluntad" (Testamento). A pesar de ello, el oficio de la predicación será el polo de desarrollo de la Orden: la vida de los frailes estará condicionada a lo que la predica– ción, que ya no sería la predicación de alabanza y de amonestación 32 , presupone y exige: los es– tudios, las casas apropiadas para los estudios, adecuado tren de vida conveniente de los que estudian o predican y, finalmente, frailes y per– sonal de servicio para la atención y mantenimien– to de estas estructuras. No entramos a cuestionar la validez de los cambios operados en la Orden: los tiempos lo exigían y la Santa Sede lo quería. Pero esta pola– rización, indudablemente, obligó a repensar y re- se trata en ellos de los tópicos canónicos y espiritva-les, co– munes a todos los religiosos. to diferencial franciscano del carisma comenzaría en el capítulo cuarto. En la Regla primera ~e conserva la estructura original del carisma. (32) SAN FRANCISCO, Regla primera: "Todos mis frailes, cuando ,Jes parece bien, pueden anunciar entre cualquier gente, con la bendición de Dios, esta amonestación y alabanza: Te– med y honrad, load y bendecid, d.id gracias y adorad al Señor, etc." (Cap. 21).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz