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S. BUENAVENTURA FILÓSOFO 455 la que se detiene Anselmo, apelando a las sugerencias de la difusividad del bien que descubre en Dionisio. Es la filosofía hecha instrumento elevado dentro de la fe, y que tiene por resultado la teología propiamente dicha. Esta trascendencia de la noción de Dios no ha impedido a S. Buena– ventura abrirse - a pesar de la fascinación manifiesta que la doctrina agustiniana del innatismo de la idea de Dios ejerce sobre su espíritu - a una noción de Dios derivada de la experiencia y de la reflexión filosófica. Las Colaciones sobre el Hexaémeron muestran en efecto que S. Buenaventura considera que la noción de Dios como el ens primum et summum es el nombre propio de Dios tanto para el filósofo como para el teólogo. Se nota allí, además, que es a partir de las elevaciones de la inteligencia por la vía del (256) razonamiento sobre las cosas creadas y por la experiencia psicológica, como el espíritu declara que el ser prime– ro y supremo existe, que el ser le conviene plenamente sólo a él, que no se le puede pensar como no existente, como Anselmo ha demostrado. Pero de la lectura de las dos reportaciones del Hexaémeron saca Bérubé la conclusión de que todos los intérpretes de S. Buenaventura no han comprendido que el nombre propio de Dios no es ya el "esse" sino el "ens primum". Y expresa luego su opinión de que quizás haya sido Olivi quien mejor ha comprendido la contuición de Dios en S. Buenaven– tura, cuando explica cómo el espíritu puede fácilmente, a partir de la nociones generales de los seres creados, como las de ser, de verdad, de bondad, de unidad, etc. elevarse al pensamiento del que es el "sum– mum bonum carens omni imperfectione seu bonum quo maius cogitari non possit". Proceso admirable que no solamente convence de que Dios existe, sino que permite conocer perfectamente los términos y que mantie– ne el espíritu suspendido en las supremas abstracciones y superaciones sin las que el corazón de los contemplativos no puede unirse extáticamen– te a Dios: "Et iste processus mirabilis est, quia non solum convincit Deum esse, sed deducit ad cognoscendum hoc ut per se notissimum et ad cognoscendum perfecte rationes et habitudines terminorum. Unde et tenet continue mentem ipsum intuentem in summis abstractionibus et superexcessibus sine quibus affectus contemplantium non potest Deo ec– statice uniri" 17 • 17 Fr. Petrus Johannis Olivi, Quaestiones in secundum librum sententiarum, q. 3. Qua– racchi 1926, 528.

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