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S. BUENAVENTURA FILÓSOFO 451 15. Bérubé nota cómo en Cuestiones sobre el misterio de la Trinidad S. Buenaventura sustituye la noción de Dios como el esse o el omnino esse por la noción de Dios como ens primum et summum. Este cambio tiene la ventaja de eliminar la ambigüedad nacida de la doble acepción de esse como cópula y como afirmación de la existencia. La ambigüedad no es ya posible (235) con la expresión ens primum et summum esse, porque no es inmediatamente evidente, ni incluye en la forma verbal que la existencia sea la definición del ens primum et summum, mientras que la inteligencia juzga que la existencia pertenece al ser primero por razones distintas de las identidades verbales. Las nociones de ser primero y de ser supremo no son inmediatas, sino que son el resultado de una deducción a partir del conocimiento de los seres imperfectos y deficien– tes, según el procedimiento que S. Buenaventura ha iniciado ya al princi– pio del Comentario sobre las Sentencias y que emplea, por otra parte, en sus diez pruebas de la existencia de Dios en esta misma cuestión Sobre el misterio de la Trinidad, por el testimonio de las cosas creadas (236). Para hacer ver la significación de este paso de la noción de Dios como esse a la de ens primum et summum en la explicación de la certeza de la existencia de Dios, Bérubé cree poder descubrir otras dos etapas en la contemplación de Dios, correspondientes al Itinerario y a las Cola– ciones sobre el Hexaémeron. Hay un texto clave del Itineratio que Bérubé transcribe y que damos aquí en nota 13 y del que dice que raramente se osa tomar a la letra. En él ve una exposición perfecta de la teoría de la ilunúnación en 13 "Y así, quien quisiere contemplar las perfecciones invisibles que a la unidad de esencia se refieren, fije la mirada del alma en el ser y entienda que el ser es en sí tan certísimo que ni pensar se puede que no existe; porque el mismo ser purísimo no se ofrece al entendimiento sino con exclusión absoluta nel no ser, así como la nada excluye completa– mente el ser. Pues lo mismo que la nada absoluta nada tiene del ser ni de sus condiciones, igualmente el ser nada tiene del no ser, ni en acto ni en potencia, ni según la verdad objetiva ni según nuestro pensamiento. En efecto, siendo el no ser privación del ser, no se hace inteligible, sino a través del ser; pero el ser no se concibe a través de otra cosa, ya que todo cuanto se entiende, o se entiende como no ser, o como ser en potencia o como ser en acto. Si, pues, el no ser no se entiende sino por el ser, ni el ser en potencia, sino por el ser en acto; y si el ser quiere decir el acto puro del ser; luego el ser es lo primero que capta el entendimiento, y tal ser es el acto puro. Pero este ser no es el ser particular, por hallarse mezclado con la potencia; ni el ser análogo, por no tener nada de acto y, por tanto, no existiendo en modo alguno. En consecuencia, ese ser (primero del pensamiento) no es otro que el Ser divino" (It., 5, .3; Opera omnia, V, 308).

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