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450 BERNARDINO DE ARMELLADA de la posibilidad de pensar a Dios como no-existente. Bérubé se de– tiene ampliamente analizando el modo como S. Buenaventura trata el famoso argumento anselmiano. Piensa que tomar la cuestión de la verdad como pruebas bonaventurianas de la existencia de Dios y deducir su anselmismo, es desconocer el método de conocimiento de la existencia de Dios a partir de la creación ya explicado y sustituirlo por el mé– todo del conocimiento de la naturaleza divina que se pone aquí en cue– stión. Bérubé no está de acuerdo con la simplificación lÍltima que hace Gilson de los fundamentos de la cuestión 1 sobre la Trinidad: "Si Dios es Dios, Dios existe; ahora bien, el antecedente es evidente, luego Ja conclusión también". Hay que advertir que S. Buenaventura, en el pri– mer fundamento, parte de la noción comlÍn de Dios como ser, mayor del cual no se puede pensar nada. Pero lo que no se puede pensar como no existente es más grande que lo que se puede pensar como no existente... Esto parece literalmente anselmiano, pero es un argumento que Anselmo no hizo nunca. La conclusión es, pues, típicamente bona- • 12 ventunana . S. Buenaventura parte de la noción de Dios como el ser necesario más grande que el ser contingente. Su argumento es válido para probar que no se puede pensar a Dios más que como existente, lo cual es el objeto de la cuestión; sin embargo no valdría para probar la existencia de Dios si no se probara previamente que lo que nuestra inteligencia piensa como existente existe realmente. Pero este no es el problema aquí, puesto que la existencia de Dios se prueba seglÍn un método ya apuntado, es decir, a partir de las cosas creadas y no a priori. En suma, el argumento de S. Buenaventura tiene en cuenta la crítica (227) de Gaunilon: Cum autem dicitur quod summa res ista non esse nequeat cogitari, melius fortasse diceretur quod non esse aut etiam posse non esse non possit intelligi. Este intelligi de Gaunilon equivale al cogitari cum assensu de S. Buenaventura. Se trata, pues, de mostrar que no se puede pensar con asentimiento que Dios no existe. 12 San Anselmo, en. efecto, en el capítulo 2 del Proslogion argumenta a partir de la posibilidad de pensar como existente también fuera del espíritu lo que es pensado como lo más grande, y por este título se encuentra en el espíritu. Ahora bien, lo que está fuera del espíritu es más grande que lo que está sólo en el espíritu. Por consiguiente, existe tanto en el espíritu como en la realidad (227).

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