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444 BERNARDINO DE ARMELLADA S. Buenaventura aclara que el hombre es imagen de Dios naturalmente y no artificialmente, e. d. por su forma y sus potencias naturales; que esto le conviene propiamente, si se le compara con las bestias; que esto le conviene en cierta manera mejor que a los ángeles, por razón de su cuerpo, etc.; que esta imagen es más perfecta en la inteligencia que en la voluntad 9 • Notemos que S. Buenaventura no hace intervenir aquí la relación a Dios como objeto de conocimiento y de amor y que pone la "capaci– dad" de Dios, de que habla S. Agustín, en el plano de la configuración natural u ontológica. Ciertos argumentos en favor de la tesis invocan, es cierto, las propiedades transforrnantes del amor, pero son interpretados en el sentido de una imagen natural de Dios. S. Buenaventura no dice, sin embargo, que esto sea una doctrina filosófica o metafísica, puesto que la deduce de la teología de la creación. Bérubé llama a esto "teología del orden natural", aunque no excluye que pueda entenderse corno una filosofía de la imagen si se recurre a hechos constatados y a principios conocidos por la razón natural, como lo hace ver en varias ocasiones. 12. La cuestión IV Sobre la ciencia de Cristo es considerada por Bérubé corno un "enclave filosófico", dentro de este tratado teológico. Es una consecuencia de la teología de Dios-luz para probar que Dios es cognoscible. Se trataría, no de probar la necesidad de llegar a las razones eternas para que podamos conocer con certeza, sino de mostrar que la ciencia divina envía sus rayos hasta la certeza de nuestros conocimientos 10 (171). La tesis de S. Buenaventura es que la claridad (evidentia) de la luz eterna no interviene como razón total y única del conocer, sino como regulans et ratio motiva, no sola ni en toda su claridad, sino colaborando con la razón creada y vista oscuramente, según el modo que conviene al estado presente. Para designar este conocimiento oscuro el Seráfico Doctor emplea la palabra contuita ex parte, expresión equivalente a una 9 La perfección natural centrada en el entendimiento y la sobrenatural con su raíz humana en la voluntad se prestan a consideraciones muy sugestivas en el voluntarismo bonaventuriano. 10 Es oportuno aclarar que tal irradiación la contempla no tanto desde la necesidad de parte del hombre sino desde la profusión de la luz divina.

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