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142 ALEJANDRO DE VILLALMONTE es eximiéndola a ella cuando lleva a efecto la máxima virtualidad de que está dotada su acción redentora. En este momento aparece la figura teoló– gica de la redención preservativa. Veamos el origen y contenido de este nuevo tipo de redención, puesto en circulación por Escoto dentro de la teología mariana y de la economía de la gracia en general. En ella va implicada la idea del perfectísimo redentor y su correlativo, la perfectísima Redimida. Señalamos, en primer lugar, el proceso mental por el que Escoto llegó a la idea de la ''redención preservativa''. No obstante su fama de Doctor Sutil, de su talento y gusto por la especulación, no llegó a esa, idea por reflexión teórica, esencialista y posibilista del concepto usual de redención. Parte de lo concreto y existencial: de la acción salvadora de Cristo, tal como ésta es experimentada, vivenciada por los creyentes. Siguiendo una indicación de S. Agustín, Escoto recoge una vivencia universal de los creyentes, cuando confiesan que son realmente redimidos por Cristo de aquellos pecados en los cuales - dada la condición pecadori– za del hombre - podían incurrir y, sin embargo, no han cometido preveni– dos por su gracia redentora 11 • Pero hay otro caso más cercano a la persona de María, que ahora nos ocupa. Es creencia general en la Iglesia que María, prevenida por la abundante gracia del Salvador, no cometió ningún pecado personal. Luego con mayor motivo hay que decir que no incurrió en el original, en atención a los méritos de su Hijo 12 • Es decir, Cristo, al conservar a María inocente de pecados personales, no es menos redentor de ella que cuando a los demás hombres los libera del pecado incurrido. Al contrario, todos ven ahí una muestra más excelente y plena de su poder redentor. Por tanto, preservando a María inocente del original, no queda limitado su poder salvador, ni María es sustraída al mismo. Al contrario, se revela entonces como perfectísimo Redentor logrando el fruto perfectísimo: María, la perfectísima Redimida. 11 Siguiendo a Agustín y Anselmo, Escoto insiste en que la gracia de la inocencia es mayor beneficio divino que la gracia del perdón. No quedan en él rastros de una "mística del pecado" inherente a la teología que propone el pecado como motivo primordial de la encarnación. Ver los textos ibid. 10, 29, 30s, 40s, 53-55, 69, 87, 89. El efecto más noble de la redención es elevar/dar ser, no perdonar/liberar. También los ángeles reciben de Cristo la gracia de la inocencia: ibid. 10. 12 "Supponitur communiter quod ipse Christus fuit ita perfectus mediator alicuius per– sonae - puta Mariae - quod eam praeservavit ah omni peccato actualiter: ergo similiter a peccato originali": ibid. 10. Cf. etiam 29, 40, 55. En ambos casos el Redentor actúa donando la gracia preveniente en forma abundante.
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