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TRES ESTILOS DE HACER FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA 73 embalsan las inspiraciones venidas de lo alto, trocadas en sentencias sapien– ciales, orientación y norma de grandes pueblos. Tres han sido las manifestaciones máximas de esta venerable sabiduría a lo largo de los siglos: los libros sapienciales, los refraneros populares, la prudencia de los ancianos. Un breve comentario a esta triple vertiente del saber sapiencial. 1. Los libros sapienciales Es muy conocida y comentada esta literatura. Pero no parece se tenga suficientemente en cuenta su íntima estructura como pensar humano. Este, oscilando siempre entre la intuición y el c~ncepto, entre el intuir y il razonar, ha utilizado de modo espontáneo y natural la intuición durante los largos milenios de las grandes sabidurías antiguas. Sin poder decir que éstas hayan marginado totalmente el razonamiento, es patente en todas ellas el predominio de lo intuitivo, directo e inmediato. Y esto - téngase muy en cuenta - sin hacerse ningún problema sobre su modo de pensar. El problema crítico, planteado por la filosofía moderna, se hallaba muy lejos de sus preocupaciones. Profetas y poetas, mentores de aquellas sabidu– rías, por intuición recibían el mensaje de lo alto e intuitivamente lo aplicas han al tema que les salía al paso o a la praxis que había que realizar con un sentido de t1:>tal inmediatez y concretez. Se puede recordar la comparación clásica en criteriología moderna. Los sabios antiguos enseña– ban a nadar, no dando múltiples reglas y razonamientos previos, sino echán– dose al agua. Nadando se aprende a nadar. Acción directa e intuitiva. Un cotejo entre lo escrito por el profeta Isaías y el teólogo Francisco de Vitoria sobre el tema de la paz, pone en relive el contraste entre el pensamiento razonador del teólogo y la intuición del profeta. Isaías, sin preocupación alguna por motivar lo que piensa sobre la paz, transparen– ta su intención en ese relato que todos llevamos en la mente, del que ahora extractamos algunos versos: "Habitará el lobo con el cordero y el leopardo se acostará con el cabrito... El recién nacido jugará junto a la hura del áspid y el destetado meterá la mano en la caverna del basilisco" (Is XI, 6 y 8). Analizadas técnicamente estas fórmulas, llenas de luz, no se advierte en las mismas la menor motivación intelectual. Expresan la intuición viva de la paz. Qué distinto F. de Vitoria en su relección De ;ure belli. En densas páginas discute las causas que motivan el que la guerra sea justa y hasta obligatoria, quién puede declarar la guerra y el modo de comportar-

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