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70 ENRIQUE RIVERA directamente a la teología, pero es aplicable de modo paralelo a la filosofía. Dice este metafísico que hoy el problema de Dios no es tanto teológico cuanto teologa/3. Con esta antítesis quiere indicar este pensador cristiano que no es el logos lo primario en la búsqueda de Dios,. sino más bien el análisis experiencia! de la persona, abierta constitutivamente a la Trans– cendencia para su religación óntica. En mi estudio presentado al VI Congreso Internacional Escotista de Cracovia, Razonamiento teológico o experiencia teologal ante la existencia de Dios (Estudio comparativo entre J. Duns Escoto y Xavier Zubiri) he expuesto detenidamente el contraste entre lo teologal y lo teológico. _Al mismo tiempo, contra la tendencia zubiriana, quise hacer ver que la vía del logos es también un camino seguro para logriu- el acceso a Dios. Lo importante para nuestro propósito actual es que el contraste entre lo teolo– gal y lo teológico pone en evidencia el distinto estilo de hacer filosofía por la vía del logos y por el análisis de la experiencia. Es, con todo, patente por la história que no sólo el quehacer de la filosofía, sino también el de la teología ha sido prevalentemente un quehacer del logos. Hegel es un caso límite que ilumina el problema. Cuando escribe: "Die Vernunf ist der Boden, auf dem die Religion allein zu Hause sein kann' ', lo ha dicho todo a favor del lagos, que logra su plenitud de expresión en el concepto: der Begriff. Ante el pleamar del lagos, patrocinado por Hegel, es para recordar que el Vaticano II en el Decretum de institutione sacerdotali, n. 16, pide que la teología descienda del mero saber especulativo para convertirse en "propriae vitae spiritualis alimefitum". Lo notable para el pensador francis– cano es que el Vaticano II cite en nota el conocido texto de san Buenaven– tura, Itinerarium mentís in Deum, Prol. n. 4: "(Nemo) credat quod sibi sufficiat lectio sine unctione, speculatio sine devotione, investigatio sine admiratione... ". Corrobora aquí el Vaticano II lo que dijera Pío XII años antes, el 14 de enero de 1958, a maestros y discípulos del Angelicum de Roma 4 • Estos testimonios, tan altamente eclesiales, son para el estudioso fran– ciscano un reclamo, que le incita a recapacitar sobre su misión en este momento histórico de la Iglesia. Si esta pide un pensamiento vivencia! y concreto, de comunión con las conciencias, ha llegado la hora de que nosotros, los franciscanos, hagamos nuestra esta alta misión intelectual. 3 Xavier Zubiri, El hombre y Dios, Madrid 1984, 12s. 4 Acta Apostolicae Sedis 25 (1958) 153.

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