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EN'OUENTXO DJS CULTUR.4.S••• 2 19 trario, es siempre invención, abertura a lo desconocido, vislumbre de nuevas formas. No es nunca un factum, algo que se halle ahí y para siempre, sino un faciendum, algo que hay que ir tejiendo al filo de los días y las horas, sin que la última tela sea nunca confeccionada. Tex– tualmente escribe: «El hombre no encuentra cosas, sino puras dificul– tades o puras facilidades para existir. El existir mismo no le es dado «hecho» y regalado como a la piedra, sino que, al encontrarse con que existe, al acontecerle existir, lo único que encuentra o le acontece es no tener más remedio que hacer algo para no dejar de existir. Esto muestra que el modo de ser de la vida ni siquiera como simple exis– tencia es ser ya, puesto que lo único que no es dado y que hay cuando hay una vida humana es tener que hacérsela cada cual la suya. La vida es un gerundio y no un participio: un faciendum y no un factum. La vida es quehacer.» O como dice en otros pasajes, la vida es drama en el que cada cual es su propio acontecimiento. O, si se quiere, es novela que cada cual, novelista de su propia existencia, tiene que ir compo– niendo al correr del tiempo de su vida 40 • Tal vez podría pensarse que esto tiene que conducir necesariamente a un radical relativismo. De hecho, así han interpretado muchos a Or– tega. Muchas, y de las más importantes, polémicas suscitadas en España en torno a este filósofo se han centrado sobre todo en torno a este punto de su supuesto o bien fundado relativismo. Interpretar en sentido relativista el pensamiento de Ortega tendría plena justificación si éste no mostrara otras perspectivas que miran a ideales y valores eternos. Ya es bien significativo que Ortega piense que el día más luminoso de la filosofía humana fue aquel en que Platón descubrió el mundo de las ideas. Ya en el ocaso de su vida escribe que es este hecho histórico «el descubrimiento más sublime y eficaz que se ha hecho hasta ahora en el planeta que habitamos y que hoy más que nunca constituye el alfa y omega de todo ejercicio científico» 41 • La razón de este elogio, aparentemente desmesurado, está en que para Ortega los eternos paradigmas de las ideas platónicas deben iluminar las peripecias de la vida en desarrollo. Para Ortega el error de este idealismo está, no en haber visto mal lo que vio, sino en haberse polarizado exclusivamente hacia estos v~ -40 Tema constante en los escritos de Ortega, Tomamos el resumen de His– toria como sistema, en O. C., t. VI, pp. 32-33. 41 Una interpretación de la Historia Universal, en O. C., t. IX, p. 184.

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