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218 RNIUQU!!: RlVERA IJE VENTOSA audacia que ha incitado al hombre de occidente en su exploración del cosmos. Recuerda Ortega unas palabras de Descartes tomadas del Dis– curso del método: «Sólo con cuidar de no recibir como verdadera nin– guna (cosa) que no lo sea y de guardar siempre el orden en que es preciso deducirlas unas de las otras, no puede haber ninguna tan re– mota que no quepa, a la postre, llegar a ella, ni tan oculta que no se la pueda descubrir 37 • Estas palabras, comenta ortega, son el canto de gallo del racionalismo, la emoción de alborada que inicia toda una edad, la Edad Moderna... ¡Qué alegría, qué tono de enérgico desafío al Uni– verso, qué petulancia mañanera hay en esas magníficas palabras de Descartes! Para este hombre no hay ningún problema que no sea solu– ble. Ese hombre nos asegura que en el Universo no hay arcanos, no hay secretos irremediables ante los cuales la humanidad tenga que detenerse aterrorizada e inerme. El mundo que rodea por todas partes al hombre va a hacerse transparente a la mente humana hasta sus últimos entre– sijos. El hombre va, por fin, a saber la verdad sobre todo. Basta con que no se azore ante la complejidad de los problemas, con que no se deje obnubilar la mente por las pasiones. En la razón posee el hombre el poder mágico de poner claridad en todo, de convertir en cristal lo más opaco, penetrándolo con el análisis y haciéndolo así patente 38• Pero el racionalismo cartesiano, tan magníficamente descrito en este pasaje, y el idealismo subsiguiente en cuya descripción no nos pode– mos detener, han realizado su misión, agotando las últimas posibilida– des de la inteligencia en una determinada dirección. Por ello ha sido necesario que ahora se haya descubierto que era un error. La nueva fórmula de la filosofía, encerrada en una sola proposición, pudiera enunciarse así: es necesario superar el racionalismo cartesiano y el idea– lismo subs'iguiente. Si no se los supera, lo que un día constituyó la gran cultura europea se cambiaría en incultura. Porque «cultura --escribe textualmente Ortega- significa en su mejor sentido creación de lo que resta por hacer, no adoración de la obra ya hecha)) 39 • El fundamento de esta visión orteguiana del continuo hacerse de la cultura se halla en su concepción de la vida con la que siempre vincula a la cultura. En manifiesta oposición a D'Ors, Ortega sostiene que la vida jamás es mera repetición de esquemas, normas o cánones. Al con- ,7 Oeuvres, ed. Adam et Tannery, t. VI, p. 19. (Esta cita la da el mismo Ortega.) c7 Cf. IIistoria como sistema, en o. C., t. VI, p. 16. 3" Kant. Rejlexiones de centenario 1724-1924, en O. C., t. IV, p. 39.

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