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t z .3 l ENCUENT!!.O UJ: CULTURAS ..• tido en mera función, incapaz de fijarse en el mundo eterno de la;; esencias. A las esencias eternas vuelve D'Ors su mente. Sin embargo, pese a aceptar el valor insustituible de las mismas no es posible seguir a D'Ors en todo su camino. Ve al espíritu humano demasiado ligado a una cul– tura: la clásica. Y a una religión: la cristiana. Con esto de particular. Que por lo que toca al Cristianismo, éste rechaza la exclusividad or– siana. Pues si afirma ser religión verdadera, afirma igualmente que todo hombre de buena voluntad halla siempre su camino para llegar a Dios. Y, por consiguiente, en otras religiones pueden darse valores auténti. camente religiosos que el Cristianismo puede y debe incorporar. Hoy todo lo que es excluyente, aunque sea por el motivo más noble, se nos hace inaceptable. Y es esta cierta exclusividad, que D'Ors cree compa– tible con su espíritu ecumenista, lo que motiva el que no se le pueda seguir hasta el final en su línea de innegables hallazgos y de magnífi. cas perspectivas. III. ORTEGA Y GASSET Y LA CULTURA PLANETARIA Ortega y Gasset condivide con E. D'Ors su confianza en la inteligen– cia frente a la tesis sentimentalista e irracionalista de Unamuno. Ambos piden a la inteligencia que esclarezca los problemas de la cultura. La diferencia. entre ellos está en que D'Ors ha «angelizadOll al hombre, mientras que Ortega se pliega sobre la vida y en torno a ella hace girar su pensamiento. Contra la preeminencia que D'Ors atribuye a la inte– ligencia Ortega escribe: ((l\. la altura en que nos hallamos en el cono– cimiento del hombre y de la historia. no se puede mantener la vana creencia de que las actividades racionales son lo más hondo en nos– otros» 36. Y no son la cosa más profunda. porque la inteligencia. debe ponerse al servicio de la vida para que ésta dé sus máximas vibraciones en un determinado momento de la nístoria. De esta primera divergencia se origina una concepcü5n muy diversa sobre el modo de concebir la cultura. Mientras para D'Ors la función primordial de la misma consiste en descubrir las constantes del espíritu humano en su desarrollo histórico, para Ortega la cultura. es esencial– mente invención y potenc'ialidad creadora. El racionalismo cartesiano, por ejemplo, significa para Ortega la gra.n 36 Las ,1tlántüJas, en Obras Completas, Madrid 1947, t. III, p. 284.

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