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{ I 5] KNCUENTl{O VE CULTURAS••• 209 toda asimilación de cultura extraña, de lo que encontraba no pocos ejemplos en la España de entonces, Unamuno opta por la Humanidad, a la que define «casta eterna, sustancia de las castas históricas, que se hacen y deshacen como las olas del mar; sólo lo humano es eternamen– te castizo. Mas para hallar lo humano eterno hay que romper lo castizo temporal y ver cómo se hacen y se deshacen las castas, cómo se ha hecho la nuestra y qué indicios nos da de su porveni.r su presente» 21 • Este pasaje, tan bello y sugerente, deja bien al descubierto toda la complejidad de la intra-historia según Unamuno. En ella distingue un doble estrato: el estrato nacional y el estrato humano. Ahora bien; el estrato nacional puede tener un doble signo: de abertura a lo universal y humano, o de reclusión en lo suyo propio y peculiar. En lo castizo, según el lenguaje del mismo Unarnuno. Sólo lo nacional en abertura a lo humano tiene la simpatía de Una– muno, quien impugna agriamente toda clase de casticismo que enclaus– tra el espíritu de un pueblo en mezquindades de aldea. En este momento Unamuno busca una aclaración más y la halla en los pueblos. Sobre Lope de Vega y Calderón advierte que si el segundo compone sus dramas según el espíritu nacional cerrado, Lope recoge ante todo la inspiración del pueblo 22 • Este pueblo llega a ser plenamen– te humanidad en Don Quijote, la visión inmortal de Cervantes. Este per– sonaje, con su escudero Sancho Panza, son dos tipos humanos y de eter– na humanidad. Y es en ellos donde ésta puede ver, como en un espejo, sus aspiraciones y sus dolencias. Qué significativa es a este propósito la oración que dirige a su Dios al final de su Vida de Don Quijote y San– cho: «Fundaste este tu pueblo, el pueblo de tus siervos Don Quijote y Sancho, sobre la fe en la inmortalidad personal; mira, Señor, que ésta es nuestra razón de vida y es nuestro destino entre los pueblos el de hacer que esa nuestra verdad del corazón alumbre las mentes contra todas las tinieblas de la lógica y del raciocinio» 23_ ¿Y qué tiene que ver todo esto, se dirá, con el encuentro de Culturlf:.q? Respondemos que, contra lo que pudiera parecer, no nos hemos salido 21 En torno ... I. La tradición eterna, o. c., t. I, p. 798. 22 La reqeneración del teatro español, o. c., t. I, p. 904. Textualmente es– cribe: "El héroe popular de nuestro teatro es Lope; el nacional, Calderón." En nota añade: "Claro está, lo repito, que ni Lope dejaba de ser nacional, sino más hondamente acaso que Calderón, intranacional, que diría algo bár– baramente, ni a Calderón le faltó espíritu popular." 2:i Vida de Don Quijote y Sancho. o. c., t. nr, p. 251.

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