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ENCUENTRO DK CULTURAS••• 207 la historia? En ninguna manera. Para Unamuno la argentinidad es la conciencia que debe tener el pueblo argentino de su misión para con la Humanidad. Unamuno otea el panorama internacional y advierte que unD de los máximos peligros para el hombre en el próximo futuro va a ser el cosmopolitismo. El cosmopolita es el antipatriota y humanitario que sueña e"n una humanidad abstracta y utópica. Con el escritor argentino Ricardo Rojas ve al cosmopolitismo aliado con el olvido creciente de las propias tradiciones, con la corrupción popular del idioma, con la falta de solidaridad nacional, con el ansia de riqueza sin escrúpulo, con el individualismo demoledor, con el desprecio de altos ideales y culto de jerarquías innobles B. Contra este cosmopolitismo levantan ambos la bandera de lo universal y de lo humano. Ahora bien, este logro de lo universal y de lo humano sólo es factible por la fidelidad a las propias tradiciones. Por ello sentencia contra los porteños de Buenos Aires: ((El tan decantado cosmopolitismo bonaerense creo sea el mayor obstáculo para la universalización de la patria argentina, para que ésta llegue a. cumplir una misión en la historia humana» 14 • Y unas páginas después, como comentario, deja grabada esta sentencia: «En la argentinidad es donde tiene que buscar la Argentina su universalidad» 15 • Esto que Unamuno dice de esta nación abierta al futuro, lo aplica a todas las naciones que no miran hacia fuera con planes de conquista en la mano, sino que se repliegan sobre sí y se inmergen en el propio pueblo. «Hay que chapuzarse en pueblo, escribe, plasma germinativo, raíz de la continuidad humana en espacio y tiempo, sustancia que nos une con nuestros remotos antepasados y nuestros lejanos contemporá– neos, fuente de toda fuerza» 16. Unamuno siente brotar del pueblo todo lo mejor. Como ejemplo, re– cordemos cómo razona al enjuiciar el tema del regeneracionismo del teatro español. Del pueblo brotó el drama. Primero el coro era en el drama antiguo algo indiferenciado, masa homogénea como el pueblo. Luego, a medida que la vida individual toma significación y relieve den– tro de la vida colectiva, desciende el coro a comparsa y acusa más el relieve de los protagonistas. De este hecho histórico concluye Unamuno que el drama, si quiere regenerarse, tiene que volver a aquellos días en que el pueblo, la tarde del domingo, se agolpaba al aire libro, bajo el 1.1 Educación por la historia, o. c., t. III, p. 539. 14 Ibídem. p. 541. 1, Sobre la argentinidad, o. c., t. III, p. 547. 11, La regeneración del teatro español, o. c., t. I, p. 898.

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