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LA FILOSOFIA MODERNA Y LOS CAPUCHINOS 371 por Fermoselle con aquel fin (el P. Mariano de Sieteiglesias), y otro que luego daría indicios de hostilidad a Villalpando (P. Pablo de Corias). Francisco de Ajofrín (1719-89), personaje que Fermoselle quería ver también en el destierro, se veía confirmado en el puesto de cronista de la provincia. Incluso el candidato que más votos tuvo para cuarto definidor, había figurado en la famosa lista negra con que se pretendía alejar ele la capital de España a catorce militantes ele la facción opuesta al movimiento renovador de la disciplina e intelectualidad religiosas, acaudillado, abiertamente o no, por Isidoro ele Fermoselle durante el malogrado régimen de Fidel de Santurce y su propio vicariato. Nos referimos al P. Fidel de Los Arcos, que renunció, al tercer escrutinio, dejando libre el puesto para el propio Fermoselle 4• Aunque acaso el primer definidor, Marcos de Reinosa, fuera neutral, o incluso simpatizara con los innovadores, de lo que apenas hay indicios, el círculo rector de los capuchinos de las dos Castillas comenzaba a girar en torno a un quicio muy distinto del precedente. En la provincia había ocurrido un relevo de partidos. El de los « ilustrados » quedaba postergado en las urnas, además de haber sufrido en pocos meses los rudos contratiempos de la muerte de dos de sus guías 5• Tal situación gravitaría pesadamente, y pronto, sobre el sino del Curso filosófico de Villalpando. Redondeando su equipo de partidarios del « método antiguo », el nuevo provincial elegía por secretario a José de Caudcte, también futuro contendiente contra el P. Francisco 6. siguiente: Joaquín de Soria, definidor; Mariano de Sieteiglesias, guardián del convento de « La Paciencia » de Madrid; Manuel de La Calzada, ex-provincial; Fidel de Plasencia, definidor; Fidel de Los Arcos, ex-provincial; Fidel de Tortuera, ex-provincial; Agustín de Toledo, ex-provincial; Fidel de Alcabón, custodio; Felipe de Vellisca, guardián del convento de San Antonio del Prado de Madrid; Ramón de Burgos, secretario provincial; Francisco de Ajofrín, ex-lector; Benito de Cárdenas, predicador; Ambrosio de La Mota, lector en Valladolid; y Angel de Toro, lector también en esa ciudad. Siempre en torno al año 1775, los miemhros más conspicuos de la facción contraria, o partido de los << ilustrados >>, eran lsidoro de Fermoselle, primer definidor y ex-lector; Faustino de La Nava, ex-lector y definidor; Inocencio de Matute, ex-lector y guardián del convento de Toro; Juan de Villardondiego, ex-lector, y Francisco de Villalpando, lector (AHSGJ, Ieg. 644, documento del 18.5.1776). El P. Fermoselle demandaba, además, el alejamiento perpetuo de la Provincia de Castilla de los dos religiosos que abrían la lista, y la privación, también a perpetuidad, de todo cargo y empleo de honor a los dos que la cerraban. Medida tan draconiana no sería tenida en cuenta. Con ella pensaba su autor poder asegurar de riesgos la reforma disciplinar y científica que planeaba de acuerdo con Manuel de Roda. El P. Fermoselle y los suyos gobernaron la Provincia de 1776 a 1779. Acerca de algunos aspectos de la reforma en lo disciplinar puede verse Mclchor de Pobladura, Seminarios de 1nisioneros y conventos de perfecta vida común, en CF 32 (1962) 271-309, 397-433; 33 (1963) 28-81. 4 Este fue elegido, en consecuencia, mas solo para el último puesto en el definitorio. El nuevo cronista juzgó oportuno consignar esta « Nota digna de tenerse en cuenta: Fue necesario quarto escrutinio, para elegir al quarto Definidor 1 pues por tres veces salió N. P. Fr. Fidel de los Arcos; pero a la tercera vez salió del refectorio, o Capítulo, renun– ciando para siempre la voz activa y pasiva, pero no se le admitió» (Erario, 256). 5 lbid. 252. ' El desequilibrio de fuerzas, en el régimen de la provincia, a favor de los inmovilistas, era no sólo evidente, sino aún más unilateral que el del trienio anterior en favor de sus
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