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LA FILOSOFIA MODERNA Y LOS CAPUCHINOS 391 se resiste a creer, conformándose cmt el Dictamen de los Doctores de la Universidad de Salamanca: inculca el menoscabo de la Santa Teología, que le parece inevitable en caso de aceptarse mi Filosofía en la parte especulativa, porque la práctica le parece conviene solo para los Médicos, Anatómicos, y Profesores de otras Facultades, que no dicen bien con nuestro Instituto: me acusa de hacer poco honor al Sylogismo, que es aquel instrumento que dispuso la divina Providencia para defender las verdades católicas y extirpar las heregías. Trata de desacreditar los libros extranjeros, diciendo que bajo las flores de la erudición esconden el veneno del libertinaje e impiedad. Me nota que trato de dar fuego a las pasiones de los muchachos, exhortándoles a la emulación y alabando a los que dan pruebas de tenerla. No omite hablar de la generación y finalmente concluye exortando a los PP. de la Provincia a que no se dejen seducir ni deslumbrar de la novedad 35. A lo que este Papel contiene de particular digo: que en mi Lógica en el tratado de las causas de los errores se halla rebatida la preocupación de que Sn. Francisco, u otro algún Santo, amase la ignorancia y vituperase la sabiduría, probando largamente que esta no puede ser perjudicial, sino antes muí conducente para la santidad y perfección; Doctrina que juzgo inútil repetir e insertar aquí. En la constitución que se cita nada hai contrario al establecimiento de la buena literatura, porque no lo es que se dicte la Filosofía por espacio de tres años, y la Teología por quatro; y menos que se cuide de conservar el espíritu de humildad y oración. A la cantinela de que con el antiguo método 36 35 A través del dictamen salmantino contra Villalpando, enlaza la censura del P. La Calzada, qui7.á sin advertirlo éste, con su principal fuente remota, o dictamen Sobre la ruidosa Academia Unfrersal que, con el título de Buen Gusto, y para reforma de todas las Ciencias, y Artes, solicitan fundar algunos Caballeros y Literatos de Zamguza, compuesto por el catedrático P. Manuel Bernardo de Ribera en 1760 y utilizado luego en numerosos informes de su universidad contra la ideología moderna. Pueden compararse estas frases del n1ismo con las correlativas de La Calzada (y, luego, con otras del P. Ajofrín, no n1enos influido por tal discurso). Contra la Enciclopedia de Diderot-D' Alembert: « Cualquiera que sea de vista medianamente perspicaz alcanzará a ver, debajo de las flores de la erudición, el veneno del libertinaje y de la impiedad» (f. 150 del ms. 25 del AUSal, que lo recoge). Contra la filosofía moderna: « El día que se establezca esa Filosofía en cuanto a lo especulativo, o doctrinal, en nuestras Escuelas, le con1putaría1nos época funestísima del menoscabo de la Santa Teología » (ibid. f. 153). En pro del silogismo: « Aquel instru– mento que nos deparó la Providencia para esforzar y poner en orden las verdades católicas, y destejer las maraüas y maniobras de los Herejes » (ibid. f. 156). Las ideas de aquel dictamen pasarían de los informes universitarios a los de los tradicionalistas en general, que veían en él su panoplia dialéctica. Por ello su influjo es perceptible en las condenas de la filosofía del P. Villalpando por las universidades de Salamanca y Valladolid, no menos que por los censores capuchinos, por los de la Inquisición y por ciertos predicadores. Muchas de esas ideas defensivas se remontan probablemente, en la tradición escolástica española moderna, a la obra de Francisco Palanca Dialogus physico-theologicus contra philosophiae novatores, sit'e thomistae contra atlwmistas (Matriti 1714), tomo cuarto de su Cursus philosophicus. Puede verse O. V. Quiroz-Martínez, La introducción de la filosofía moderna en Espaiía (México 1949); F. Díaz de Cerio, Interés del cardenal Pecci (León XIII) por la filosofía española. (Miscellanea Historiae Pontificíae, 49), [Roma 1979]. 36 El « antiguo n1étodo » era aireado por Ribera contra el nuevo en asertos con10 éste: « Para abolir el método antiguo de las Universidades, y establecer el nuevo, debe evidenciarse la utilidad de la mutación» (ibid. f. 160). El problema del método, o mejor, la defensa del escolástico, era la piedra angular de su discurso, como lo es en las censuras capuchinas. Pero con él se ponía en discusión el de las filosofías personificadas en el antiguo y el moderno. Al fondo del debate se hallaba O verdadeiro me.todo de estudar,

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