BCCCAP00000000000000000001604

386 GERMÁN ZAMORA tiempo. La antigua morosidad del provincial castellano caracterizaba ahora extrañamente los pasos del Consejo. El autor, que en su ética (III, 429) fustigaría la famosa flema española como un grave defecto nacional, y una de cuyas características vitales fue la rapidez, no podía comprender esta lentitud con que se llevaban adelante ahora asuntos de tanta monta para la ilustración de su pueblo. Por ello decidió acudir directamente a Carlos III, para que el soberano presionara sobre su Consejo, sacándolo del marasmo. A punto de terminar el año de 1780, le dirigió una representación, historiando los sucesos correspon– dientes, y describiendo el actual estado de la cuestión: Obedecí prontamente - decía aludiendo a la encomienda de componer una contestación al Extracto salmantino y censuras capuchinas - y dirigí mi respuesta al mismo Consejo, esperando resolución por espacio de muchos meses después de esta respuesta, y de más de un año de los primeros recursos hechos por mí sobre resistencia a sus Decretos de este P. Provincial. En esta atención, y seguirse muy notables inconvenientes, y perjuicios, no sólo a la prosecución de mi obra, sino a la Instrucción Pública, prevaleciendo en todo este tiempo, y radicándose más el mal método, que con tantas diligencias se ha tratado de desterrar de nuestra Nación, dando tiempo a los contrarios, no sólo a que triunfen, y busquen nuevos arbitrios de frustrar las sabias providencias de V. M. y del Consejo, sino de prorrumpir en dicterios e invectivas contra mi obra, hasta en sermones predicados e impresos 21. El remedio que solicitaba contra esa situación, tan incómoda para él y funesta para su obra y planes reformistas, consistía en que el rey mandara al Consejo evacuar y rematar aquel asunto, dictando medidas eficaces para cortar lo que él llamaba «excesos», y establecer el buen método en los estudios. Esta petición debió caer, por el momento, en el vacío, pues el Consejo tardaría aún en dar el paso reclamado. En el ínterin acaecieron dos sucesos nada gratos para él, ocasionado el segundo por el silencio del Consejo, al menos en parte. El doctor José Ibáñez Falomir, a quien se había confiado nuevamente la censura de la lógica, previa a su reimpresión, volvió a darla negativa el 7 de enero de 1781, pese a las correcciones introducidas por su autor, y por las mismas razones que la dio la primera vez, es decir, porque, aun reconociendo que tal lógica era superior a cuantas se habían estudiado en España durante muchos años y aun se estudiaban en bastantes centros, no podía compararse con las de texto « en muchas Naciones ilustradas», e incluso en algunos estudios generales españoles - clara referencia a la de Jacquier 28 • El otro contratiempo serio para sus proyectos y ambiciones le vino de sus propios colegas de hábito. El provincial y su definitorio, que en los primeros días de su gobierno habían desechado el Curso filosófico del P. Villalpando y elegido el de Dupasquier, y que a 21 !bid. f. 272. 2s !bid. f. 275.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz