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Las nociones de fenómeno y realidad pueden ser aplicadas tam– l)ién a las experiencias sobre las que versa la Teología mística. En ésta, se descubre que detrás de la expresión fenoménica de la vida natural se encuentra otra realidad más profunda y misteriosa: la de la vida divina. Por ello, estas dos nociones de fenómeno y rea– lidad se muestran como instrumentos adecuados para abordar las relaciones existentes entre la experiencia científica y la experiencia mística. Desde su perspectiva, al menos, intenta nuestro estudio acceder a la problemática propuesta. 1. LA EXPERIENCIA EN EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO En el conocimiento científico, el hombre opera sobre datos em– píricos que intenta objetivar, dándoles una explicación válida. El ser, la naturaleza se le ofrecen al científico como datos que inicial– mente se le imponen, pero que después él va detallando en sus autonomías, ampliando así el horizonte ontológico de sus investi– gaciones. En este quehacer, la intersubjetividad es factor impor– tante. Merced a ella, cualquier investigador puede provocar una experiencia igual exactamente a la que otro haya realizado, siempre que cumpla las condiciones objetivas exigidas por éste último. Y puede, además, repetirla cuantas veces quiera. De este modo, la experiencia confirma la experiencia y el investigador la tiene con– trolada. Esto no sería posible, si la naturaleza no estuviera regida, como corresponde a su ser, por leyes necesarias. Ante un compor– tamiento extraño de la realidad física, la ciencia se esfuerza por descubrir la ley que lo explica, sin nunca considerarlo como algo exento a la obediencia normativa de su propio ser natural. Otra característica del conocimiento científico reside en que sus conquistas en beneficio del hombre son posibles, porque su que– hacer recae sobre el comportamiento de las cosas, sobre su manera de conducirse en los / enómenos o apariencias y no sobre su realidad escondida y profunda, su verdadero ser. La ciencia explica el cómo de 7,a naturaleza, pero no su qué. Son ámbitos distintos y diversos. Y, aunque guarden entre sí relaciones entrañables, éstas quedan maltrechas al ser los comportamientos o fenómenos de la realidad respuestas provocadas por preguntas, generalmente matemáticas, llevadas a cabo por el científico. Un fenómeno controlado termina siempre en otro fenómeno que puede, a su vez, ser también contro– lado. Pero qué sea 7,a realidad o naturaleza subyacente de la que es «apariencia» o «fenómeno» escapa al investigdor que, entonces, se conforma con· emitir teorías de alcance más o menos filosófico. 57

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