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a la imaginación y es difícil desecharlos. El lince completa este cuadro de animales nocivos. En la memoria adquieren vida los siglos de la historia. Y en el recuerdo de las gracias y beneficios recibidos de Dios, se vuelve el alma loa y gratitud para con su Hacedor. El corazón que se ejercita en la oración de recogimiento repasa conti– nuamente cuánto debe al Señor. Actitud contraria a la de los hom– bres que sólo tienen ojos para el presente. Son «como linces», ani– males que únicamente atienden a lo que se les pone delante. Osuna toma esta comparación, según él mismo indica, de San Jerónimo 70 • La perseverancia en el recogimiento, a la que se hizo alusión anteriormente, recibe forma expresiva en la consideración de ani– males como la hormiga, el podenco o la araña. La hormiga acopia con afanoso trabajo toda clase de bienes, escondiéndolos en su refu– gio para disfrutar de ellos en el invierno. Como la hormiga, en el recogimiento el hombre ha de saber sacar de todas las cosas virtud, guardándola y acrecentándola, después, en el refugio secreto de su corazón. Sin cansarse jamás. En el podenco, en cambio, se trata de la perseverancia con que el demonio tienta al hombre. ¿ Qué nexo une, a este respecto, al podenco con el demonio? El podenco, si mordió una vez a su presa, la sigue con mayor ánimo y codicia, «pensando que no se le irá, pues le ha dado un bocado». De igual manera, el demonio no ceja de tentar al varón recogido, especial– mente, cuando éste ha mostrado su fragilidad en ocasiones anterio– res. La araña, insecto a todas luces repelente, es utilizada, sin embargo, por Osuna como imagen de comportamiento, propio de la oración mental. Para ello, pone de relieve dos de los modos más peculiares de actuar que posee la araña. El primero es el de su vigilancia permanente. No duermen nunca, se dice de las arañas. El segundo muestra cómo, si se les rompe la tela en que viven, comienzan a repararla por el centro. De forma similar, el corazón recogido ha de estar siempre atento a no derramarse por el mundo exterior y a enderezar, desde su mismo centro vital, como desde punto de compás, todas. sus cogitaciones y pensamientos a solo Dios 71 • Por otra parte, el caracol y la tortuga expresan de forma plás- 70 La tríada alacrán, áspide, serpiente ap&'eee en TAE 561; po'l' sepa– rado ailacrán, en 567 y 620; serpiente, en 563 y áspide en 571. El :león viene aducido, en ,primeir lugar, recordando un pasaje de Prov. 26, 13-16, en TAE 501 y reflejando los moviimientos bestiales de la carne en 226; el peaaje de- la víbora alegado en el texto, se encuentra en 226; el pasaje 'de la vi'bora alegado en.el texto, se encuentra en 561. P8/l'a el lobo, ver 566 y 575 y para el ildnoe, 3:56• .71 Mientras que Osuna utiliza aJ podenco en un solo pesaje, 666, la araña lo es dos veres en 306. 51
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