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Para concluir estas breves calas en los ámbitos léxicos osunis– tas, recordaremos, por la curiosidad del dato, algunos de los hom– bres y oficios que ocasionalmente aparecen en el Tercer Abecedario. Nos encontramos con los «gitanos» que «todo lo quieren andar»; con los «caldereros» que por arreglar un agujero hacen dos o tres en la perola; con los «viñateros» y su mundo de cubas y tinajas, de majuelos y de vides; con los soldados que juegan al «ganapierde» o con los mercaderes que van de feria en fería; con el pescador, que mira vigilante el corchuelo donde está la lombriz, para ver si pican los peces, o con los grandes señores que poseen en el campo casas de deporte, a las que van con frecuencia a holgar 56 • No se debe olvidar, por último, que Francisco de Osuna fun– damenta semánticamente su léxico en la teoría, vigente en su época, en virtud de la cual se afirma que el nombre revela lo que la cosa es en su esencia. Posteriormente, esta misma teoría servirá también de base a otra obra famosa, la de Los Nombres de Cristo de Fr. Luis de León. b) Las u,nidades expresivas del discurso místico Una vez descrito el material lingüístico, aunque no exhausti– vamente, cabe preguntar cómo nuestro místico franciscano lo orga– niza en unidades expresivas. A este respecto, el hecho de que el vocabulario osunista no haya sido total e íntegramente elaborado no debe presentar dificultades mayores. Ya que nuestro análisis, ahora, no trata directamente con unidades de léxico, sino con «uni– dades de exposición» del discurs.o místico. Tarea, por tanto, de orden diverso de la realizada hasta aquí, aunque con este guarde cierta relación. El análisis del Tercer Abecedario lleva, en un primer momento, a desdoblar su composición en dos grandes bloques expositivos. Por solo metodología e intentando caracterizar a estos de algún modo, los catalogamos respectivamente bajo los epígrafes de «doctrina o ideario místico osunista» y «autoridades confirmadoras». Nos ha– llaríamos, así, con una suerte de «dos libros» dentro de un único y mismo libro. Las «autoridades» -segundo libro- repetirían la doctrina o ideario místico osunista, pero desde el prestigio de una «autoridad» que corroboraría su ortodoxia en las enseñanzas acerca de la oración, propugnadas por la Iglesia católica. 56 TAE, para los gitanos, 316; para los viñateros y su mundo, 138, 173, 357, 360, 379, 505, 527, 539; 548, pa.ria el juego del gane.pierde, que se une a la. humdldad; para el pescador, 132; para los grandes seiiores con casas de recreo, 202. 39

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