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- El entendimiento en la oración de recogimiento. Francisco de Osuna, siguiendo las doctrinas de su época, por razón de las funciones que se le atribuyen al entendimiento, divide a éste en prác– tico y especulativo. El entendimiento práctico amonesta al hombre a realizar el bien y a evitar el mal y se dice «centella de la conciencia». Se encuentra formando parte de ella, en la porción más alta del alma, en la sindé– resis. Para que la oración de recogimiento obtenga fruto, el entendi– miento práctico debe estar sosegado. El abandono del mal y la prác– tica de las virtudes son las que producen su sosiego. Con él, gusta el hombre los principios de la futura seguridad de los premios eternos. Del entendimiento especulativo, en cuanto escudriña la causa de las cosas y opera por razonamientos y discursos, afirma nuestro fraile menor franciscano que debe cesar en su actividad, en orden a la contemplación de Dios en su esencia, lo cual compete a la inteli– gencia pura. De este modo, el entendimiento especulativo calla. Y su silencio, aunque imperfecto en lo humano, no entero, «sino como de media hora», nuestro Señor lo puede perfeccionar. Se da silencio en el entendimiento especulativo, cuando dejamos de escuchar las cosas, los pensamientos y cogitaciones que nos apremian con sus fantasías y especies. También, cuando el alma se coloca en actitud hondamente receptiva con atención «muy sencilla y sutil» a solo Dios. El silencio del entendimiento especulativo, sin embargo, ad– quiere dimensión particular, si acaece en Dios. Entonces el alma toda se transforma en El y le gusta abundosamente en su suavidad, en la que se adormece «como en celda vinaria». Osuna formula este estado anímico con la conocida expresión de no pensar nada. Este no pensar nada, como muy bien señala Fidele de Ros, no es algo puramente negativo, ya que comporta de forma positiva la contemplación aten– ta de la divinidad en su purísimo ser. «No pensar nada -nos dirá el mismo Osuna- es más que suena, es pensarlo todo». Por ello, se aconseja al hombre recogido, aduciendo la autoridad de Gerson, ejercitar el entendimiento especulativo en desechar toda operación que se refiera a las criaturas. De este modo, el alma podrá ordenarse libre y limpiamente, guiado por solo la fe, a la unión con Dios 26 • 26 Para una mayor clarifüoación, aunque la concepción psicológdoa de Osuna refleje ila de iba épocia, hacemos una bre,ve deBCI"ipc:ión. La estructura del a;Ima quedaría constituida: a) sentidos externos, por donde se derrama el alma, ojos, oídos, olor, gust.o y taioto, b) sentidos !internos, ubioados en el cerebro: sentido común, imaginación, fantasía, estimativa y memoria corpo– :ra.l, c) las potencias del alma, memoria, voluntad y entenddmiento que se divide en especulativo y prác1Jico, d) el alma se mueve por das apebi,tos, el 23

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