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ventura, los Victorinos, Baima, se presentan siempre como trans– misores e intérpretes seguros de la experiencia de Dios a que nos condu<ie la teología mística. Y el pensamiento franciscano con sus tesis más• características -ejemplarismo y voluntarismo- ofrecen el caldo de cultivo, o mejor, la tierra que hace posible la arquitectura del Tercer Abecedario 11 • Todos estos materiales reciben unidad de UD solo autor y de uno de sus textos más conocidos: el Pseudo– Dioni:sfo que Osuna identifica con el Areopagita convertido por San Pablo en Atenas. El texto al que nos referimos pertenece a su obra De Mystica Theologia: «Pero tú, querido Timoteo, dedícate con in– tensidad a la contemplación mística; abandona la actividad de los sentidos y de las operaciones intelectuales, todo lo sensible y todo lo intelígible, el universo de lo que es y de lo que no es. Podrás así elevárte, dentro de lo posible, de manera no demostrable, a la unión con A:quél que supera toda esencia y todo conocimiento» 12 • En es.te pasaje, se hace patente una vía de unión con Dios a través de lá negación y de la eminencia que el Pseudo-Dionisio ex– pone co:ti más detalle en el libro De divinis nominibus 13 • Este idea– rio doetrinal areopagita lo recoge Francisco de Osuna y lo convierte en sU'.PUesto fundamental del Tercer Abecedario y en su clave her– menéutica. A esta conclusión llega nuestro estudio, no sin dificultad, ya que la lectura lineal de la obra osunista conduce a una catalo– gación del Areopagita entre los Santos Padres. Como uno más que es citado sólo siete veces. Y dado que el pensamiento pseudo-dioni– siaco es eJt¡>uesto en directo con palabras de sus transmisores e in– térpretes, se devalúa su importancia. Y se crea en el lector la sen– saciim de ser únicamente una autoridad a la que se recurre en mo– mentos de dificultad doctrinal o dogmática. Sin embargo, se ha de firmw que el pasaje areopagita citado es el hilo conductor que da sentido y pone en orden, clarificándolo, todo el entramado de ejer– ciéios que- configuran el ejercicio por excelencia de la oración de recogimiento. El místico andaluz, incluso, de manera explícita, aun– que ocasiónalmente (de aquí nuestra expresión «como de pasada y 11 Fidéle de Ros, op. cit., 353-63 y Michel-Ange de Narbona que, en Etudes Franci'scaine:s, publioa desde 1909 a 1912 dos serles de estudios tendentes a mostrar el franciscandsmo escotista y bona.venturia.no de Osuna.. 12 PG III, De Mystica Theologia, col. 997. 13 PG III, De divinis nominibus ,en 596cd y 597a. enuncia la vía posi,tiva y negativa. pseudo-dionisia.na. , lo mismo quie en 872a.. En 869d-872a., ape,recen con claridad las vías de la negación, de la e:rninenicia y se añia.de la. de la. caUSaJlddad: «Sino que por el orden de todas las cosas, por El Mismo CDios) prees,ta,bilecido, que tiene ciertas imágenes y semejanzas de las razOIIles ejem– plares conocemos Aquel Sumo Bien y Fin de todos los bi,enes con método y orden, en cuanto es posdbile, por vía de negación, por víía de eminencia y por vía de causalidad. Cf. a este respecto, 'I'AE, 180, 362, 588, 589 y 590-91. 16

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