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da por swpuesto. Su epifanía y revelación acontece en la «experiencia mística de la oración de recogimiento» que se verifica a través de múltiples ejercicios. Son estos múltiples ejercicios, en concreto, los que en nosotros crean una impresión de desorganización asistemá– tica en el Tercer Abecedario. Osuna, en efecto, parece complacerse en perdernos en un laberinto de prácticas espirituales. Nos habla, así, de los beneficios de Dios, de las preocupaciones del corazón del hombre, de las consolaciones y gustos espirituales, de las lágrimas y de los suspiros del alma, de la humildad, de la humanidad y de la divinidad de Cristo, de las tristezas del varón recogido, del acalla– miento de las potencias sensibles e intelectuales. Todo, sin embargo, recibe unidad a través de una experiencia espiritual única: la de la participación del hombre en la vida de Dios mediante el amor. El recogimiento es, en sí, un ejercicio. Y todos los. demás ejercicios que con él guardan relación no son más que la puesta en práctica de un ideario místico pseudo-dionisíaco que el mismo Francisco de Osuna cita una sola vez, como de pasada y de modo casi furtivo, según ya se ha indicado. Conviene, pues, reflexionar más en detalle sobre esta clave hermenéutica y hacer ver su labor unificadora y sistematizadora de los múltiples elementos de la experiencia mística descrita por Osuna. a) La clave hermenéutica del Tercer Abecedario Entre los materiales más importantes con que se construye el Tercer Abecedario, unos son tomados de la Sagrada Escritura, otros son extraídos de las obras de los Santos Padres y otros provienen de la tradición espiritual del medioevo, bien a través de la versión nor– teña (Gerson, los Victorinos, Balma) bien a través de la italiana y franciscana (San Buenaventura y Juan Duns Escoto). Los tomados de la Sagrada Escritura son interpretados de forma alegórica y sim– bolista. Hasta el punto de violentar, en ciertos momentos, el sentido literal. Osuna es, a este respecto, fiel a la formación escriturista recibida en Alcalá y que se encuentra plasmada en el prólogo de la biblia políglota complutense: «littera gesta docet; quid credas allegoria, moralis quid agas; quo tendas anagogia». El material seleccionado de los Santos. Padres se utiliza para justificar esta exégesis alegórica o para confirmar la doctrina espiritual del reco– gimiento interior, sin mayormente atender al contexto original donde se ubica. San Agustín es el Santo Padre más citado (36 veces), le siguen en importancia San Gregorio Magno y San Jerónimo (28 y 18 veces). San Cipriano es aducido 10 veces, mientras que San Gre– gorio Nacianceno lo es en dos ocasiones sólo. Gerson, San Buena- 15
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