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SAN BUENAVENTURA Y EL HOi\,1BRE ACTUAL 427 saber concreto, capaz de desvelarnos en parte el abismático fondo de nuestra existencia misteriosa 10 • Este rodeo por la filosofía de G. Marcel nos facilita el acercamiento de San Buenaventura a nosotros. No se halla ciertamente en San Buenaven– tura la dicotomía marceliana de problema y misterio y la subsiguiente distinción de reflexión primera y reflexión segunda. Pero se halla en él el rico contenido ideológico que encierran estas fórmulas. Detrás de ellas sentimos palpitar el tema milenario entre lo que aparece y lo que es, entre lo sensible y lo trascendente. El mundo de hoy se inserta cada vez más en lo que aparece, en lo sensible. Es· decir, en el problema. Y lo intenta resolver con esa reflexión que se preocupa exclusivamente de lo utilitario, de lo técnico y manipulador. San Buenaventura no ha conocido ni previsto los desarrollos técnicos de nuestro tiempo. No le pidamos, por lo mismo, una actitud mental frente a los mismos. Pero ha cultivado un modo de pensar de larga tradición. Este modo de pensar ha querido leer lo eternamente válido detrás de las caducas manifestaciones de lo sensible y temporal. Ortega afirma que el día más feliz para la vida del pensamiento fue aquel en que Platón vis– lumbró los eternos valores que, como guiños de estrellas, nos atraen y fascinan, según frase del mismo. Son esos valores el más auténtico misterio del ser, al que nos sentimos vinculados por encima de los mezquinos pro– blemas de cada hora. En este momento tenemos que decir que San Buenaventura recoge una herencia larga de siglos que llamamos en la historia de las ideas corriente platónico-agustiniana. Dentro de esa corriente es un momento señero, ejemplar. Pues bien; pensamos que esta corriente tiene hoy la gran misión de impedir que nuestra vida mental se hunda en la sima de esos sistemas que tienden a hacer del hombre una máquina de cálculo y engrase. La aportación del doctor franciscano es todavía más original en el otro momento que llamamos de reflexión. La fómula marceliana de reflexión primera y reflexión segunda es aquí largamente superada al crear el santo 10 El pensamiento de G. Marcel carece, por motivo programático, de formula– ción sistemática. Para los temas recordados ¡:quí véanse sus obras, Etre et aimir, Horno Viator, Le rn¡¡stére de l"étre, publicadas lzs tres en AUBIER, París.,-· R. TROISFONTAINES intentó una formulación sistemática de este pensamiento, con aprobación del mismo G. Marcel, en su obra, De l'existence a l'étre, 2 vol., Louvain, 195v. A ella remitimos al lector que desee una ampliación de los temas propuestos.

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