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426 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA, O. F. M. CAP. La tesis de Ortega halla plenificación en la concepción de X. Zubiri sobre la vida como vocación y proyecto. Como vocación recibe una llamada a realizarse. Como proyecto se pone en camino hacia esa realización 9 • De nuevo nos viene a la mente nuestra pregunta inicial: ¿ Tiene San Buenaventura algo que decir a estos inmersos en una problemática tan humana y tan actual? Dos perspectivas, como respuesta a la misma, he– mos señalado: la respuesta de la interioridad y la respuesta de la libertad creadora. Creemos que San Buenaventura puede iluminarnos en una y otra perspectiva. En el estudio de la primera perspectiva nos parece clarificador un acercamiento entre San Buenaventura y el filósofo citado G. Marce!. Muy conocida es la distinción que establece este filósofo entre problema y misterio. El problema está frente a nosotros en sus dimensiones sensibles y mensurables. Son estos problemas muy diversos: económicos, de vi– vienda, de higiene preventiva, etc. Los intenta resolver la ciencia positiva con su ingente cantidad de sabores. Muy otro es el asunto del misterio. No se halla frente a nosotros, sino que nosotros nos hallamos inmersos en él. Afecta plenamente a nuestra intimidad. El médico que tiene ante sí un enfermo anónimo convierte fácilmente el caso en un problema técnico. Pone su ciencia al servicio del enfermo con cierta frialdad objetiva que pudiera ser técnicamente beneficiosa. Pero si este mismo médico se halla ante su hijo enfermo; su situación no es problemática, es misteriosa. Le afecta en todo su ser y no sólo en su dimensión profesional. El misterio envuelve la existencia humana con su tenue claridad y más aún con su sombra. Sólo un camino de sabiduría, de conocimiento concreto y personal puede acercarnos al misterio y clarearnos sus abismos. G. Marcel da un paso más en este su análisis al distinguir dos clases de reflexión: la primera y la segunda. Por la primera intentamos resolver el problema que nos desafía desde el exterior. La reflexión segunda, que no es en modo alguno una reconsideración sobre la reflexión primera, nos encarga con la esfinge del misterio y nos ayuda a descifrar su enigma. Es esta reflexión segunda la senda oculta que lleva a esa sabiduría, a ese 9 Cf. Naturaleza, Historia, Dios, !vfodrid, 1963, pp. 368-396.----Cf. E. NICOL, La i,ocación humana, México, 1953.

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