BCCCAP00000000000000000001602

424 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA, O. F. M. CAP. en Dios al último ser fundante, al cual el hombre se vincula con una esen– cial religación. Con esta reflexión inicial hemos completado el cuadro de los tres inge– nios de que habla Ferrater Mora. Desdoblando el ingenio europeo en dos, advertimos que son cuatro las direcciones fundamentales del pensamiento actual: la dirección antropológica del análisis existencialista, la dirección ontológica en busca del ser fundante, la dirección marxista que quiere rea– lizar un ideal de justicia y la dirección positivo-tecnológica que es la ver– tiente por la que corre hoy el pensamiento angloamericano. Ante esta perspectiva ya más precisa de las direcciones del pensamiento en nuestros días hacemos de nuevo la pregunta inicial: ¿Tiene San Bue– naventura algo que decir al hombre que se mueve en uno de estos cuatro climas espirituales que hemos mentado? Formulada netamente la pregunta, intentemos responder a ella. I. SAN BUENAVENTURA Y LA ANTROPOLOGlA EXISTENCIAL La antropología existencial es una de ias amplias zonas del pensamiento de hoy. Será esta zona el primer campo que intentamos explorar. Tal vez se nos objete que el existencialismo ha dejado ele tener vigencia como moda filosófica. A lo que hay que responder en sentido afirmativo si la expresión se toma en su sentido usual. Pero si el existencialismo ya no es moda, cara a 1a calle y a la propaganda, ha dejado en pos de sí una sensi• bilidad sobreexcitada para las grandes interrogantes sobre el hombre. El haber colocado el tema de la existencia humana en un primer plano es algo que no ha pasado ni es creíble haya de pasar. Dejaría un inmenso vacío. Es esta una conquista con la que ha de contar en el futuro la vida del pensamiento. Polarizado éste durante siglos hacia lo abstracto e im– personal, el existencialismo ha despertado las conciencias aletargadas, incitándolas hacia la problemática del hombre concreto. El desentenderse de la realidad concreta conduce siempre a un camino de deshumanización. Contra esta deshumanización surgió potente el mo– vimiento que puso la existencia humana en el primer plano. Las dos gue– rras mundiales de este siglo dieron testimonio sangriento en el terreno de los hechos de cuán inhumano era el fondo de nuestra civilización. Los pensadores existencialistas hicieron ver entonces que antes que la deshu– manización en los campos de batalla había tenido lugar la deshumanización en la vida del espíritu.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz