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SAN BUENAVENTURA Y EL HOMBRE ACTUAL 439 en lograr la "omónoía", es decir, la concordia. Porque si ésta es lograda 1a justicia es más indefectiblemente cumplida 30 • La vía de la concordia es, pues, ya un atajo para hacer triunfar la jus– ticia. Pero pensamos que en la visión cristiana de la vida el atajo se hace aún más breve y eficaz. El Evangelio va más allá de la mera concepción contractual de la jus– ticia: "do ut des". Este contrato, que tantas peleas ha suscitado entre los contratantes, es superado cuando un día Jesús se dirije a sus discípulos, les manda a trabajar apostólicamente por el mundo y les da esta suprema consigna: "Gratis accepistis, gratis date". Que fue como decirles: Habéis recibido grandes dones de Dios. Id por el mundo a redonar esto mismo que habéis recibido. Ahora bien; sólo en un clima de amor es posible donar y redonar. Sólo un clima de amor hará que al dar al hermano nues– tro don, cumplamos holgadamente lo que le debemos en rigor de estricta justicia. Inútil detenernos a exponer por resabido que Francisco de Asís es un reflejo del Evangelio. Ahora debemos anotar que la donación en puro amor es una de las facetas mejor reflejadas por Francisco. "Y cuando no nos den la recompensa del trabajo vayamos a la mesa del Señor, pidiendo la limosna de puerta en puerta". Estas palabras de su Testamento espiri– tual son todo un programa de vida. Francisco moribundo pide a sus her– manos que trabajen. Nada de frailes aburridos en la inacción. Pero cuidado con contratar el trabajo. A dar de sí cuanto puedan. Y después, tender la mano para percibir el merecido sustento. Y si éste no llega porque una avaricia sórdida se ha interpuesto en el camino, entonces y sólo entonces se acude a la limosna de la mesa del Señor, que nunca es precio estricto de justicia sino don de la Providencia del Padre Celestial. San Buenaventura se halla en esta línea franciscana. Claro está que desde su calidad de pensador. Nunca mejor que en este momento se puede decir de él, que su mente piensa lo que su Seráfico Padre ha vivido. Y al pensar en este tema del amor, que supera todo camino de justicia, el gran doctor se eleva hasta la eterna metafísica del "Bonum diffusivum sui" 31 • 30 Desarrolla este tema especialmente en el libro VIII de la Política, al hablar de la educación para la ciudad. 31 Véase nuestro estudio La metafísica del Bien en la teología ele San Buena– ventura, en Naturaleza y Gracia, 1 (1954) 7-39.-Da una visión histórico-teológica con abundante bibliografía, OLEGARIO GONZALEZ, Misterio trinitario... o. cit., pp. 117-142.

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