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SAN BUENAVENTURA Y EL HO;'vlBRE ACTUAL 435 otros nos toca advertir el luminoso contenido doctrinal que aquí encierra, capaz de ser mostrado al hombre de hoy como complemento y plenitud de la gran metafísica que X. Zubiri nos está brindando en nuestros días. De la mística secularizada de Heidegger debe ser asumida y valorada su interpretación del lenguaje como respuesta. Cuando hoy, también en Es– paña, se quiere ver en esta preclada producción del espíritu humano un mero juego de estructuras impersonales, sujetas a leyes inflexibles, la me– tafísica heideggeriana sobre el lenguaje es una protesta enérgica ante este neopositivismo militante. Pero creemos que Heidegger se limita aquí a asumir una terminología profunda, debida esta vez en los grandes místicos cristianos, sin llegar a la plenitud de su pensamiento. San Buenaventura, frente al vagaroso ser heideggeriano que habla en nosotros, nos presenta tres libros en los que la eterna Sabiduría ha escrito su verdad: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la vida 26 • En sus Quaestiones disputatae de mysterio Trinitatis expone cómo el alma puede leer en estos tres libros 27 En el estado de inocencia bastaba el libro de la naturaleza para oir la voz de Dios, escrita en el mismo. Des– pués del pecado Dios viene en ayuda del hombre con el libro de la Sagrada Escritura, pues el primero se había hecho borroso e ilegible. Pero como no todos obedecen al Evangelio, según frase de nuestro doctor, Dios pro– veyó con un tercer libro, el de la vida, que ilumina al hombre ya en el plano natural con la luz de las verdades eternas y en el sobrenatural con la luz infusa de la fe. Basta esta sencilla formulación de la doctrina bonaventuriana para percibir las inmensas perspectivas que se nos obren. Toda la naturaleza se transforma en libro abierto para leer la obra de Dios. San Francisco vivía en esta atmósfera de luz cuando junto a la fuente hermosa decía a su compañero fray Maseo: "No somos dignos de tanto beneficio. La fuen– te, el agua, la piedra blanca, el pan de la caridad. Todo ello es un mensaje de la bondad de Dios". Un eco de esta doctrina franciscana son los be– llísimos versos de San Juan de la Cruz, tan conocidos : "Mil gracias de– rramando/ pasó por estos sotos con presura...". 26 Cf. W. RAUCH, Das Buch Gottes: Eine systematische Untersuchzmg des Buchbegriffes bei Bonauentura, München 1961. 27 Dl' mysterio Trinitatis, q. l, a. 2 in c. (Op. O.) t. V, pp. 55-56.
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