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432 ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA, O. F. M. CAP. como fundamentación última de la existencia humana. La segunda lo estudia en cuanto se revela y se manifiesta, en cuanto nos habla. Dos grandes pensadores ya citados estudian detenidamente este doble aspecto: X. Zubiri y M. Heidegger. El primero, en su obra Sobre la esencia, ha penetrado en la estructura constitucional del hombre. Pero antes se había preguntado sobre su fundamentación última. "Si por un esfuerzo supremo, escribe, logra el hombre replegarse sobre sí mismo, siente pasar sobre su fondo abismático, como umbrae silentes, las interrogantes últimas de la existencia" 19 • Estas interrogantes últimas se resumen en una sola pregunta: cuál es la última fundamentación de nuestro ser. A ella ha respondido Zubiri con una respuesta que ya se está haciendo clásica en las aulas: la religación. El hombre, razona Zubiri, es nihilidad ontológica radical. De aquí que necesite hallarse apoyado a tergo en algo, de donde le viene la vida misma. Este apoyo primario es su religación al Ser Pleno. La existencia humana, según esto, no solamente está arrojada entre las cosas, como diría Heidgger, sino religada por su raíz. La religación es una dimensión constitutiva de la existencia. De donde, concluye Zubiri, el hombre no tiene, sino que, velis nolis, consiste en religación o religión. Dios, por lo mismo, mejor que infinito, necesario, perfecto, podemos llamarle, tal como le es patente al hombre en su religión, ens fundamentale, ser fundamentante. El segundo pensador, Heidegger, considera al ser algo que se halla fuera de la deidad y de lo que pudiera llamarse fundamento del mundo. El ser se halla más allá de toda clase de entes y más cercano a nosotros que ninguno otro ente. Más allá porque no es nigún ente hecho o actualizado, llámese Dios o de cualquier otro modo. Más acá porque el ser palpita en nuestra actividad cuando esta es auténtica. "La flor brota porque sí y nada más que porque sí", escribe Heidegger, al comentar una frase del místico alemán Angelus Silesius. Es el ser el que aflora en la rosa como irrumpe igualmente en nuestra libertad. La misión, por lo mismo, del hombre consiste en oir la voz del ser que se actúa en nuestra libertad. Al responder el hombre a esta llamada, se expresa en un 19 Cf. Realitas. Seminario de X. Zubiri, Madrid 1974, p. 7.-Para el concepto de religación son ya clásicas las páginas de Zubiri en Naturaleza, Historia, Dios.. O, cit., p. 373 SS.
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