BCCCAP00000000000000000001602

SAN BUENAVENTURA Y EL HOMBRE ACTUAL 429 mento se pudiera definir lo mismo la de San Buenaventura, por poseer una mayor plenitud de contenido. Concluyamos, que en una y en otra se trata de una visión concreta del hombre al margen de todo abstraccionismo despersonalizador. La segunda perspectiva de la antropología existencialista pone en relieve, según decimos, las fuerzas creadoras de la libertad. Anotamos ya que esta corriente tiene en el pensamiento hispánico de hoy un eco sereno y equili– brado. Resumamos este eco en la tesis de X. Zubiri quien, desde su filosofía esencialista, precisa y corrige las exageraciones libertarias de otras tendencias existencialistas. Resumamos la tesis de Zubiri en dos palabras: vocación y proyecto. La vocación pide al hombre realizar las inmensas posibilidades latentes en su existencia. El proyecto lo tiene que ir forjando él mismo al ponerse en vigilia tensa hacia su propia realización. El pensamiento de San Buenaventura no sólo no tiene nada que objetar a estos finos análisis, sino que los puede asimilar plenamente. Pero el doctor medieval razonaba sobre la vocación, más desde la llamada de Dios que desde las posibilidades insertas en la propia existencia. En una carta, escrita a un destinatario al que llama "frater", se leen estas incisivas expresiones: "Vide igitur primo a quo te vocavit ... ad quid te vocavit ... per quam viam ..." 14 • Tres complementarias dimensiones señala en este pasaje San Buenaventura a la llamada de Dios. Hoy la vocación se analiza más desde la vertiente filosófica. Pudiera resumirse esta vertiente en el celebérrimo verso de Píndaro: "Sé el que eres". Ortega y Gasset nos da un comentario al mismo en estas líneas en las que se resume el tema de la vocación desde la vertiente antropológica. Dice así: "Cada hombre entre varios seres encuentra siempre uno que es su auténtico ser. Y la voz que le llama a este auténtico ser es lo que llamamos "vocación". Pero la mayor parte de los hombres se dedican a acallar y desoir esa voz de la vocación. Procuran hacerse ruído dentro de sí, ensordecerse, distraerse para no oírla y estafarse a sí mismos, sustitu– yendo su auténtico ser por una falsa trayectoria vital. En cambio, sólo se vive a sí mismo, sólo vive, de verdad, el que vive su vocación, el que coin– cide con su verdadero "sí mismo" 15 • 14 Epistola de imitatione Christi. Op. O., t. VIII, p. 499.---Hemos comentado este pasaje en nuestro estudio, San Buenaventura desde dentro, en Naturaleza y Gracia, 21 (1974) 226 ss. 15 En torno a Galileo, Ieee. XI, en Obras compl., t. V, p. 138.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz